«La música es un lenguaje universal, sólo hay que respirarla correctamente»
Director invitado de la orquesta filarmónica Checa
El director austriaco Manfred Honeck regresa a la Quincena Musical donostiarra al frente de una de las mejores orquestas de Europa, la Filarmónica Checa, con la que se enfrentará a dos ambiciosos programas compuestos por músicas de Dvorak y Mahler, esta tarde, y un monográfico en torno a Richard Strauss, mañana.
Mikel CHAMIZO | DONOSTIA
Manfred Honeck acaba de comenzar su colaboración con la Orquesta Filarmónica Checa. Desde este verano es su principal director invitado, una figura novedosa dentro de la historia de la Filarmónica Checa, que en su siglo de vida ha tenido cuatro o cinco directores muy representativos que han sido fieles a la orquesta durante periodos de tiempo muy largos -Neumann (1969-1990), Ancerl (1950-1968), Kubelik (1941-1948) y Talich (1919-1941)-. No obstante, desde principios de los noventa se han sucedido un gran número de directores que no han durado al frente de la CESKA más de tres o cuatro años.
Para Honeck, la razón es que «la dirección de orquesta también tiene que ver mucho con el ambiente político. Tras el periodo comunista, la orquesta quiso respirar aire fresco y se permitió por primera vez trabajar con directores extranjeros. Pero se trataba de una época difícil, de cambio, en la que tenían que encontrar una nueva estructura para la orquesta. Hoy en día es mucho más estable de lo que era hace diez años». Honeck no sabe hasta dónde llegará su recién adquirido compromiso con la CESKA. El grueso de su trabajo ahora está centrado en Pittsburg, pues es director titular de la sinfónica de esa ciudad desde hace un año. Así que con la Filarmónica Checa, de momento, prefiere «trabajar como director invitado, ya que nos encanta hacer música juntos. Existe un gran entendimiento mutuo».
La Filarmónica Checa es una formación que, aún hoy, y a pesar de la globalización del sonido de las orquestas en todo el mundo, sigue poseyendo una idiosincrasia propia. Honeck opina que eso es debido a su marcado sentido de «la tradición». El sonido característico de su excepcional sección de cuerda podría parecer el resultado lógico de tener a cincuenta músicos sobresalientes tocando a la vez, pero es mucho más que eso: sus violinistas, por ejemplo, proceden de una escuela que, retrocediendo desde Sevcik -cuyos alumnos formaron el germen de le CESKA- hunde sus raíces en la legendaria figura de Viotti. Y algo parecido se puede decir de sus violonchelistas, herederos indirectos de las enseñanzas de Marcus Wihan, dedicatario del «Concierto para violonchelo» de Dvorak, que se podrá escuchar esta tarde en Donostia con Claudio Bohórquez como solista.
Pero además de Dvorak, el compositor checo por excelencia, la CESKA también tocará hoy a Mahler. Y Manfred Honeck está encantado con la oportunidad de dirigir un programa como este al frente de esta orquesta, pues «ambos compositores nacieron en Chequia y los instrumentistas llevan su música en la sangre».
En el concierto de mañana, en contraste, ofrecerán un monográfico Richard Strauss, compositor muy afín a Honeck, un gran maestro en música germánica. Antes de dedicarse a la dirección de orquesta, Honeck sirvió muchos años como violinista en las filas de la Filarmónica de Viena y el foso de la Staatsoper, por los que vio pasar «a los mejores directores del mundo, nombres como Carlos Kleiber, Karajan y muchos otros, que ejercieron una enorme influencia en mi pensamiento musical».
Respirar la música
No obstante, el director austriaco opina que, por su nacimiento o por su periplo profesional, no tiene por qué tener ninguna ventaja a la hora de interpretar la música germánica. «La música es un lenguaje universal -defiende-, y todo el mundo la entiende, sea alemana o de cualquier otro lugar. Los directores lo que tienen que hacer es respirar el aire adecuado para cada música, y entonces conseguirá el mejor sonido».
A medio camino entre Pittsburg, Praga y la ópera de Stuttgart, Honeck se siente «muy cómodo» tanto con la ópera como con el repertorio sinfónico. Y más aun cuando dirige obras de Mozart, según él «el héroe de todos los compositores».
La crítica lo considera todo un especialista en la música del salzburgués, pero Manfred Honeck se muestra crítico con la forma en que se dirige al compositor Mozart actualmente, tan cercano a las prácticas de la música antigua: «es muy importante estudiar las prácticas historicistas -reconoce-, pero tenemos que trasladar la música a nuestro tiempo, adecuarlo a la audiencia del presente».
«Todo el mundo entiende la música, sea alemana o de cualquier otro lugar. Los directores tienen que respirar el aire adecuado para cada música»
«Es muy importante estudiar las prácticas historicistas, pero también tenemos que trasladar la música a nuestro tiempo»