«Conforme a lo que dije anteriormente, me niego a pronunciarme», insistió ayer el ex líder serbio en Bosnia durante su segunda comparecencia ante el Tribunal Penal Internacional de La Haya para la antigua Yugoslavia (TPIY), cuando el juez escocés Iain Bonomy le instó a declararse culpable o inocente de la acusación de genocidio, uno de los once cargos en su contra.

Bonomy no fue más allá y preguntó al presunto criminal de guerra si su postura iba a ser la misma en los diez cargos restantes. «Absolutamente», aseguró Karadzic, tranquilo e irónico durante toda la sesión, en la que se permitió bromear cuando el juez explicó que, ante su negativa a pronunciarse y siguiendo las normas del TPIY, debía considerarlo técnicamente «no culpable». Con una sonrisa, el acusado preguntó: «¿puedo tomarle la palabra?». «¿Qué palabra?», dijo el juez. «La de que no soy culpable», replicó Karadzic, a lo que el juez, impasible, replicó que «eso lo veremos en el momento oportuno».

Minutos antes el «carnicero de Sarajevo», de 63 años, ya había ironizado cuando el Bonomy habló por primera vez de su calificación como inocente, necesaria para dar comienzo al juicio: «preferiría oírle decir eso al final del proceso», señaló Karadzic.

Hace un mes, en su primera comparecencia ante el TPIY, el acusado decidió retrasar treinta días su declaración de inocencia o culpabilidad, como le permitía el Tribunal. Ayer, el que fuera líder de los serbios en Bosnia justificó su negativa a pronunciarse sobre los cargos alegando que aún no ha formado su equipo de asesores jurídicos y que prefiere esperar a que la Fiscalía presente su nueva versión del acta de acusación, que sustituirá a la actual, emitida en 2000.

Según explicó el fiscal Alan Tieger, su oficina dará a conocer el nuevo documento en la última semana de setiembre ya que quiere presentar una «revisión lo más amplia posible y dijo son muchos los datos y pruebas recabadas en los últimos ocho años. Este retraso fue duramente criticado por el juez Bonomy, quien apuntó que «me sorprende que la revisión del acta de acusación sólo comenzara una vez detenido el acusado».

Por su parte, Karadzic volvió a cuestionar la legitimidad del TPIY, al que acusó de no representar a la comunidad internacional sino «a la OTAN, cuyo objetivo es liquidarme». Añadió que «yo he dejado de usar una identidad falsa y todas las partes deberían hacer lo mismo».

17 de setiembre

Para tratar las quejas y escritos presentados por el acusado desde que fuera transferido a La Haya, Bonomy decidió ayer fijar una sesión para el próximo 17 de setiembre. En esa sesión se escucharán los argumentos de Karadzic y de la Fiscalía y, previsiblemente, el «carnicero de Sarajevo» volverá a referirse al acuerdo de inmunidad que mantiene haber firmado con un representante del Gobierno de EEUU al final de la guerra de Bosnia (1992-1995), que se saldó con cien mil muertos y más de dos millones de desplazados.

El juez Iain Bonomy, que ya presidió el juicio contra el ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic, no permitió ayer al acusado salirse del guión previsto para la sesión, que se prolongó durante apenas veinte minutos. Tras el cambio de sala ordenado por el TPIY hace unos días, Bonomy ha sustituido al frente del proceso prejudicial al holandés Alphons Orie, cuya recusación fue solicitada por Karadzic alegando que tenía un «interés personal» en el caso.

El «carnicero de Sarajevo», con traje oscuro y corbata roja, reiteró su intención de prescindir de abogado y no quiso escuchar los cargos, entre los que se incluyen acusaciones de genocidio, crímenes de guerra y contra la Humanidad, en relación a los 43 meses de asedio a Sarajevo, en los que murieron 11.000 personas, incluidos 1.600 niños, y la matanza de Srebrenica en 1995, en la que fueron ejecutados 8.000 varones.

Según el acta de acusación, las fuerzas bajo el mando de Karadzic mataron a civiles no serbios durante y después de diversas operaciones armadas en zonas que «incluyen, aunque no sólo, municipios de Bosnia y Herzegovina». En esos ataques, «reunieron a miles de no serbios y los trasladaron a más de veinte centros de detención», como el de Prijedor, donde «las fuerzas comandadas por Karadzic mataron, torturaron, maltrataron y agredieron sexualmente a los no serbios», añade el texto.