Hoy GARA publica un completo informe en el que se investiga el fenómeno de la kale borroka. Un reportaje en el que se desmontan algunos de los argumentos ofrecidos por los medios de comunicación en torno a este tipo de hechos, repasando el desarrollo tanto de las propias acciones como de la respuesta represiva por parte de los estados español y francés. Para ello se recogen declaraciones realizadas en su momento tanto por parte del Ministerio de Interior español como por parte de ETA. También se dan gráficos, se analizan diversos documentos y sumarios, se recogen testimonios de libros y documentales sobre el tema... en definitiva, un trabajo de investigación periodística clásico sobre un tema de gran actualidad.

Del informe se extraen cuestiones llamativas. Una de las más asombrosas es la diferencia entre los castigos por los mismos hechos dependiendo de si se desarrollan en Euskal Herria o, por ejemplo, en Málaga. De ahí se puede extraer también una de las conclusiones más obvias: si lo que determina la pena por un mismo hecho es la procedencia y la motivación de los autores y no el hecho en sí mismo, es evidente que los mismos poderes públicos que se empeñan en negar la razón política de esos ataques se contradicen. Es precisamente esa motivación política y todo lo relacionado con lo vasco lo que el Estado considera peligroso.

Asimismo, una de las tesis que tanto medios como responsables políticos y policiales sostienen es que los autores son vulgares «vándalos», «inadaptados», «pirómanos»... Pero, atendiendo a los datos que ofrece el informe, si los legisladores y los jueces actúan contra el Derecho, si la Policía se dedica a subvertir el orden, si las universidades en vez de investigar manipulan los datos, si los medios de comunicación en vez de informar intoxican y, sobre todo, si los políticos se encargan de generar problemas en vez de solucionarlos, las preguntas que surgen son evidentes: ¿Quién es aquí el pirómano? ¿Quién está echando gasolina al fuego?