Artziniega aguarda a miles de visitantes en su viaje al Medievo
Licencia para el buen yantar, eso sí, a todas las personas de bien. Así reza la invitación que cada año se hace a quienes se acercan cada primer domingo de setiembre a la villa alavesa de Artziniega. Sus habitantes y las calles y plazas de su casco histórico retrocederán mañana cinco siglos. Es su mercado de antaño, cita apuntada en rojo en el calendario de quienes gustan de este tipo de festejos. Costumbres y oficios, guerreros y damas, incluso un ahorcamiento.
Joseba VIVANCO |
En 1998 la villa de Artziniega conmemoró el V Centenario de la construcción de su santuario en honor a la virgen de la Encina. Un mercado que viajaba hasta cinco siglos antes y en un marco como el casco histórico del municipio fue el mejor homenaje a aquella efemérides. La entera implicación del millar largo de habitantes del pueblo, y el imprevisto éxito de visitantes para contemplar un evento festivo por entonces sólo conocido en Euskal Herria a los pies del castillo de Erriberri, llevaron a que se repitiera en años venideros. Este domingo celebra ya su decimoprimera edición, destacando por la fidelidad de su escenificación y la implicación de cientos de vecinas y vecinos.
El mercado abrirá su puerta medieval a las 10.00, una vez que Benjamín Respaldiza -misionero recién llegado de Ecuador- y Pili Yarritu den lectura al obligado pregón. A partir de ahí, todo un mundo de artesanía, gastronomía, música, pasacalles y sorpresas se abrirá ante los ojos y, por qué no, ante el bolsillo del visitante.
Este año serán en torno a 150 puestos artesanos los que se distribuyan por las tres calles que dibujan el casco antiguo y sus plazas. Buena parte de ellos son vecinos que exponen su trabajo más artesano, sea en forma de mermeladas, de rosquillas, de hierbas aromáticas o con la talla de madera.
Los zancudos y músicos guiarán la primera visita obligada a los elaboradores de sidra. Después, cada cual se perderá por las calles y callejas de esta almendra medieval que fue declarada villa en 1272 y conjunto monumental por el Gobierno de Lakua en 1995.
Habrá misa cantada en la parroquia a las 11.00 -mientras los pintores del pueblo terminan de culminar el decorado de las bóvedas del pórtico-, despiece del cerdo una hora después, luego un taller de trapecistas para niños, cuentacuentos en el Redil del Infante -donde se puede dejar a los críos mientras se visita la feria-, actuación de la coral Bleibet en la iglesia del convento de las Agustinas, espectáculo cómico-musical con los onubenses «La familia Carranza» a las 13.15, y desfile de tocados, una novedad este año. No faltarán tampoco las damas y caballeros paseando en sus monturas.
Por la tarde, se repetirán los espectáculos, pero esta vez se sumará al pasacalles el grupo «Alegres tarados del ritmo» y habrá un espectáculo de trapecio frente a la parroquia. El fin de fiesta, a las 20.00, lo pondrán los grupos musicales participantes durante el día junto a la animación de la percusión local con Builaka.
Pero si bien el mercado de antaño de Artziniega se distingue por la implicación de sus habitantes, donde decenas de ellos se disfrazan de época -este año habrá concurso de disfraces-, las novedades tampoco faltarán. Habrá un campamento de guerreros navarros en una de las entradas de acceso al casco antiguo, los cuales se anuncia que pretenderán sitiar la villa. Pero otro campamento, esta vez con una veintena de mercenarios -todos vecinos del pueblo- se situará junto al conocido y popular arca de Ginés, donde habrá más animales que nunca, según avanza su artífice, que este año, además, es pregonero. Los mercenarios anuncian saqueos entre los artesanos cada vez que abandonen su campamento.
Artziniega se apresta para recibir a miles de visitantes dispuestos a viajar cinco siglos atrás. Incluso presenciarán un ahorcamiento. ¿Será de alguno de ellos?
Las campas habilitadas en el extrarradio, a medio kilómetro del casco histórico, tienen capacidad para cientos de vehículos. También habrá servicio de catering en el frontón para 250 comensales, a 12 y 15 euros el menú.
Como viene siendo tradicional en esta cita anual, una hora después de cerrado el mercado, en una de las calles del propio casco histórico de Artziniega se servirá una sopa de ajo con vino para cientos de personas.