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Floren Aoiz www.elomendia.com

El padre de la democracia

Es lo que tiene acostarse con el diablo. Se permite a una banda de criminales fascistas gobernar cuarenta años en lugar de aniquilarlos como se hizo con Hitler y Musolini, y se les ayuda a organizar una «modélica transición» a la medida de sus intereses, dirigida por un Borbón elegido a dedo que, como declaró él mismo, tenía muy claro que la suya era la legitimidad del 18 de Julio. Se disfraza la complicidad con aires de reconciliación, y se vende un olvido vergonzoso como terapia para conjurar las fantasmas pasados, presentes y futuros. Se ayuda a los fascistas a convertirse en demócratas de toda la vida. Se asegura al ejército el mismo papel que tenía en el franquismo: garantizar la unidad del estado. No se juzga ni a un represor de la dictadura. Son legales los partidos que alaban la dictadura, exhiben sus símbolos, hacen negacionismo de sus crímenes y hasta recuperan el nombre del partido único, pero ilegales los que se opusieron a la barbarie fascista, y alabar a los que resistieron al franquismo te lleva a la cárcel.

Así crearon esta mierda de «democracia» en la que los fascistas están como en su casa, porque en realidad lo es. Por eso Fraga, que no ha pasado un solo día de su vida en prisión a pesar de haber sido un altísimo cargo de la dictadura, se permite el lujo de clamar contra el último show de Garzón alegando que los republicanos cometieron barrabasadas mayores que los fascistas. En Francia ningún político se atrevería a afirmar que la Resistencia cometió barrabasadas mayores que los nazis y los colaboracionistas: aquí es la opinión de uno de los considerados padres de la democracia. Y con padres así, ¿cómo iba a salir la criatura?

Pero si repugnante es constatar que la libertad que se niega a los demócratas se garantiza a los fascistas, no es menos asqueroso asistir al escándalo de quienes fueron tan responsables de la farsa como los mismos franquistas. Progres de postín que estrecharon la mano de los jerarcas franquistas y a golpe de consenso y claudicación nos vendieron aquello de libertad sin ira.

Para vosotros vuestra libertad sin ira. Y no os hagáis los guays criticando ahora a Fraga. No olvidéis que es el padre de vuestra democracia.

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