Los organismos de socorro nacionales e internacionales dedican todos sus esfuerzos para llevar ayuda humanitaria a los afectados por el paso del huracán Hanna, que se calcula son más de 650.000 personas, entre las que hay muchos niños que desfallecen por falta de agua y comida.

El número de muertos a consecuencia de las inundaciones son ya al menos 136 personas, que sumadas a las víctimas mortales causadas, el pasado viernes, por el huracán Gustav y, dos semanas antes, por la tormenta tropical Fay, se elevan a 256. Esta cifra corresponde sólo al número de cadáveres recuperados, por lo que podría aumentar cuando baje el nivel del agua que anega muchas localidades.

Cinco días han pasado desde que Hanna golpeara Haití y miles de personas carecen desde entonces de comida, agua y otros suministros básicos, pero hacer llegar hasta muchos de ellos cualquier tipo de ayuda es casi imposible, ya que las carreteas hacia la norteña ciudad de Gonaives -con 120.000 de sus 150.000 habitantes afectados por las inundaciones y apenas cien refugios-, y hacia siete localidades incomunicadas del sur del país están intransitables debido a las continuas lluvias torrenciales.

La ONU expresó ayer su preocupación por la futura seguridad alimentaria de Haití tras el impacto de los últimos tres fenómenos meteorológicos que han destruido las cosechas y cuando la temporada de huracanes no termina hasta noviembre. La Agencia de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (OCHA) ha enviado un grupo de evaluación de desastres para determinar la ayuda necesaria y, luego, lanzar un llamamiento de emergencia para recaudar fondos de cara a su recuperación.