El Ejército de Guatemala tomó ayer temporalmente el control de la Casa Presidencial y del Palacio Nacional de la Cultura por orden del mandatario, el socialdemócrata Álvaro Colom, después de que se hallaran evidencias de que han sido objeto de espionaje.

Colom denunció en rueda de prensa haber sido espiado en su despacho, en su residencia oficial y en la oficina de la primera dama y anunció que se han encontrado siete micrófonos y dos cámaras de vídeo de alta tecnología en la sede del Gobierno y dos objetos similares en su oficina privada, al sur de la capital.

«Los dispositivos se encontraban colocados en lámparas y ventanas», explicó, antes de agregar que «puede haber un traidor entre nosotros» y de apuntar que «tenemos información de dónde puede venir».

«He ordenado su cierre hasta que se realice una revisión completa y los helicópteros presidenciales permanecerán en tierra hasta que no se les haga una revisión mayor». Explicó que solicitó la ayuda del ejército para que no se extraiga nada del edificio hasta que finalice la revisión de las instalaciones.

«Considero éste un hecho verdaderamente grave, hay gente capaz de cualquier cosa con tal de mantener sus mafiosos intereses. Hoy entiendo la información que a veces salía y no sabíamos de dónde», aseguró.

Semanas atrás, el presidente guatemalteco había denunciado ser objeto de «espionaje telefónico» por parte de personas interesadas en dañar su administración y aseguró entonces que iniciaría una profunda investigación. El hallazgo de los aparatos de grabación ha sido consecuencia de esa investigación.

«Yo le declaro la guerra a todos los que escuchan llamadas, a todos los servicios de inteligencia privados que no sean legales. Aquí, en Guatemala, el orden y la ley se tienen que cumplir», señaló Colom.

Ante esta situación, el presidente informó de que había aceptado la renuncia de Carlos Quintanilla, jefe de la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad (SAAS), encargada de velar por la seguridad del jefe del Estado, su vicepresidente y su familia. Descartó que Quintanilla, uno de los principales patrocinadores de la campaña electoral de Colom y hasta ayer uno de los hombres de mayor confianza del presidente, esté detrás del espionaje porque, indicó, «no hay ningún indicio que lo involucre» y añadió que puede ser «alguien cercano a él» o que esté dentro de la Casa Presidencial.

Para sustituir a Quintanilla, Colom nombró al ex comandante guerrillero Ricardo Marroquín, quien fue el creador, en 2002, y primer responsable de la SAAS.