Editorial 2008/9/24
EU: obstáculos ante la crisis mundial
laJornada
Ayer, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, aprovechó su última intervención como gobernante durante la jornada inaugural de la 63 Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para realizar una enésima defensa de su cruzada internacional contra el terrorismo (...).
Tal discurso, idéntico en esencia al que el presidente estadunidense ha venido pronunciando durante los años recientes, resulta particularmente insostenible en la circunstancia actual: hoy día, el mundo no es más seguro ni está más a salvo del terrorismo que antes de 2001; por el contrario, tras las invasiones a Irak y Afganistán ese fenómeno se ha multiplicado, se han registrado decenas de miles de muertes de civiles inocentes y han proliferado alarmantemente las violaciones a los derechos humanos como consecuencia de la política belicista de Washington; por añadidura, los desastrosos saldos de esa guerra han puesto en evidencia una colosal debacle de Estados Unidos en los terrenos militar, político, diplomático y moral.
Por lo demás, es sumamente inoportuno y aberrante que el aún presidente de Estados Unidos haya centrado su alocución en el terrorismo cuando el contexto internacional se ve afectado por una severa crisis económica mundial -originada, cabe recordarlo, en Estados Unidos- que dificulta las perspectivas de combate a la pobreza, el hambre y la desigualdad en el orbe(...).
[Cristina] Fernández criticó el fracaso del recetario de políticas económicas neoliberales promovidas desde la Casa Blanca, al destacar que «la intervención estatal más formidable de la que se tenga memoria (proviene) precisamente desde el lugar donde nos habían dicho que el Estado no era necesario» (...).
En el momento actual, es urgente que la comunidad internacional y en particular las grandes potencias devuelvan la atención a sus problemas cruciales. Sin embargo, el empecinamiento de la administración Bush por asumir el papel de gendarme internacional, y la vocación histórica de agresión y belicismo estadunidense, constituyen los lastres principales para que las autoridades de ese país contribuyan a la consolidación de un mundo más justo, seguro y humano.