A Tony Blair, el más alto del trío de las Azores, la universidad norteamericana de Yale le ha contratado para dar clases magistrales a sus alumnos. Uno pudiera pensar que las lecciones a impartir versarían sobre derecho sindical, especialidad del ex primer ministro inglés. No, por Dios. Tony ha sido contratado para dar lecciones de catolicismo, ideología que le «guió» después de su conversión, durante la guerra contra Irak. Cuentan sus cercanos que Blair hablaba regularmente con su Creador durante el conflicto. Si bien es cierto que las palabras de la conversación entre él y el Hacedor no han trascendido, podemos afirmar que, o bien, éste le mintió acerca de las armas de destrucción masiva o Tony se arma la picha un lío con arameo.

A mí estas uniones entre la religión y la guerra me dan repelús.

La acepción «cretino» deriva de «cristiano» -al decir de los filólogos-; por tanto, la política o, lo que es lo mismo, la actuación en la cosa pública desarrollada por un cristiano resulta ser una política cretina. Tanto la Historia como nuestra cotidianidad están plagadas de constataciones que no dejan lugar a dudas.

Asumido estaba el caso de la «Democracia cristiana», dos términos antagónicos e irreconciliables. Ejemplo de oxímoron donde los haya. Pero ¿de un laborista, el dirigente actual de la Internacional Socialista, aquella que nació con las ideas del viejo Marx que consideraba el ateísmo un paso previo para la liberación de los humanos? Resulta cuando menos inconcebible.

¿Qué será lo próximo? Veremos, acaso, al castizo José Bono, ese ser de belleza esquiva, microinjertos foliculares incluidos, y de inteligencia huidiza, dirigir una internacional cuyo supuesto fin es la liberación del género humano. ¿Se postulará nuestra Rosa Díez, española toda entera pero de corazón socialista, como nueva papisa para regir los destinos de la grey católica? Ya la veo toda de rojo rodeada por los apuestos miembros de la guardia suiza con bombachos y leotardos a rayas, Marichalar uno de ellos. El glamour volverá a la silla de San Pedro. A su lado Rubalcaba, cambiando la porra por un látigo, tocado con gorra y pantalón negro de cuero, explicará que el sufrimiento es una divertida manera de santificación.

Feliciano Fidalgo y Cándido Méndez, de las sucursales CCOO y UGT integradas en CEOE, entonarán el Ora et Labora, nuevo himno del mundo del trabajo,

En el ínterin, entre la misa y el rosario, Solbes y Zapatero contarán de forma gangosa chistes sobre crisis y recesión económica.

Por fin la derecha carpetovetónica, Rouco Varela incluido, caerá en la cuenta de que los socialistas son buenos chicos y, dejando atrás prejuicios sin fundamento alguno, verá que son su imagen reflejada en un espejo. Gentes de orden y educadas, un poquito más instruidas en el manejo de las gentes sencillas. Tolerantes en lo insustancial, pero firmes en la defensa de la economía de mercado. La plusvalía, amigos míos, es la consagración de esta civilización cristiana; esta civilización de cretinos donde muchos son los llamados a participar en los beneficios y pocos los elegidos.

Amén.