Premios especiales
Ayer era el día en el que la mayoría de periodistas (y demás interesados) tratábamos de sonsacarle al jurado cuál iba a ser el veredicto, mucho antes de que se pronunciasen claro. AAAAAADe Jonathan Demme tan sólo conseguimos que se levantara el jersey que vestía para descubrirnos una camiseta en la que llevaba serigrafiada la cara de Obama, «Obama» decía con guasa, «Él tiene que ganar». Y si bien es cierto que seguramente siempre hay quien sabe horas antes los nombres de los afortunados otros nos preguntamos por la idoneidad de definir ésta u otra película como la mejor o la peor (una siempre dudando).
Tal y como decía el presidente del jurado del ya finalizado Zinemaldia (snif), calificar a ésta u otra cinta como la mejor es «ridículo». Así es. Pero también es cierto que por otro lado los premios son necesarios. Para vender películas, para promocionar algunos largometrajes que sin llevar la etiqueta de premiado jamás se harían con una sala para poder ser vistas por el público... Se me ocurren muchas razones, algunas muy poderosas. Pero no nos engañemos, este año ha sido como los demás. El palmarés ha sido el reflejo de los gustos cinematográficos de los miembros del jurado, nada más.
No se ha premiado a Kore-eda, tampoco a Rosales, ni siquiera a Fesser, que eran algunos de los favoritos de muchos críticos. Puede que porque sus proyectos tienen asegurado un camino comercial, quién sabe. Lo cierto es que al menos no ha habido premios de esos que se dan por obligación, de esos que dicen que se deben a las presiones de unos y otros. Al parecer ha habido libertad, la libertad que ha tenido un grupo de personas a la hora de premiar lo que les ha venido en gana. El año que viene más y mejor.
Dirección y guión: Rian Johnson.
Intérpretes: Adrien Brody, Rachel Weisz, Mark Ruffalo, Rinko Kikuchi.
Música: Nathan Johnson.
Fotografía: Steve Yedlin.
Género: Comedia
País: EEUU, 2008.
Duración: 109 m.