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Operación policial en Nafarroa

«¡A ver si sacáis también que Aurken viene del hospital!»

Para las 10:00, sólo unos pocos paseantes despistados desconocen por qué la Policía española tiene tomada la esquina de Jarauta y Eslava. Y es que las imágenes de Aurken Sola o Xabier Rey y las acusaciones policiales copan todos los informativos. Lo que nadie cita es que Sola ha pasado ya por el hospital. Su aita y varios vecinos exigen a gritos que se cuente la verdad. Toda la verdad.

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Ramón SOLA

«¡A ver si contáis también que lo han traído aquí desde el hospital! ¡Y que su madre y yo llevamos ocho horas retenidos!». Se lo grita el padre de Aurken Sola a las cámaras que lo enfocan, desde la ventana del segundo piso de la calle Eslava. La Policía española acaba de marcharse de allí hace unos segundos. Exige que no le graben, pero que le hagan caso.

Una vecina añade más: «¿Ya dijistéis que a Aurken le absolvieron? ¿A que no?». Les reprocha que Sola pasó dos años en prisión junto a otros tres jóvenes, acusado nada menos que de la muerte de un concejal de UPN en Leitza a manos de ETA. Les llamaron «comando Urbasa» y durante dos años fueron muy pocos quienes se hicieron eco de su constante denuncia de que no tenían nada que ver con aquello. A los dos años, la Audiencia Nacional española les exculpó de ello y desplazó la acusación a otros dos detenidos en el Estado francés. Pero ayer, erre que erre, muchos medios volvieron a sacar de los archivos la etiqueta de ese fantasmagórico «comando Urbasa».

Aquella falsa acusación se sustentó en autoinculpaciones provocadas en los calabozos. Así que ayer no podía extrañar la alarma en los rostros de los amigos y familiares de Sola. Y más aún cuando a la calle Eslava llegó la noticia de que Aurken ya había pasado por el hospital. El hecho fue descubierto, de modo totalmente casual, por amigos de la familia que se cruzaron con él en los pasillos del centro médico. La Policía impidió de un empujón que lo saludaran y preguntaran como está, aunque aparentemente su estado era bueno, dentro de las circunstancias.

Sobra decir que a lo largo del día ninguna fuente oficial hablaría de ello. Lo mismo ocurrió hace dos meses con otro detenido en Nafarroa, Alberto López Ibarra, atropellado por un Patrol de la Guardia Civil, aunque en aquella ocasión ni siquiera se produjo un encuentro casual que permitiera que la hospitalización se diera a conocer.

Aurken Sola apenas pasa media hora en la casa de la calle Eslava. Es el tiempo suficiente para que las cámaras que se apelotonan en la esquina recojan su imagen. Da la impresión de que lo han llevado allí sólo para eso. Luego, los vehículos policiales se marchan a la carrera y el detenido vuelve a entrar en un túnel negro, inaccesible para cualquier testigo, del que quizás no salga ya en cinco días.

A sus familiares y amigos sólo les queda la opción de trasladarle sus ánimos a gritos. Y no la desaprovechan pese a la amenaza latente de las porras y peloteros: «Aupa Aurken! Eutsi gogor!», oye el joven ya desde el coche.

 

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