Rebeldes de Nkunda y milicias Mai-Mai combaten en Rutshuru
La situación en Kivu Norte está lejos de normalizarse. Las milicias Mai-Mai, leales al Gobierno de la RDC, combaten en Rutshuru contra los rebeldes tutsis de Laurent Nkunda, que amenaza con llevar su ofensiva hasta Kinshasa si no negocian directamente con él. Ruanda, mientras, critica a Occidente por vincularle con los rebeldes. Junto a ello, alertan de que ya se han detectado casos de cólera entre los desplazados.GARA |
Los rebeldes tutsis de Laurent Nkunda se enfrentaron ayer a los milicianos locales de Mai-Mai cerca de Rutshuru, al este de la República Democrática de Congo (RDC), a 75 kilómetros al norte de Goma, a donde llegó el primer ministro del Gobierno de Kinshasa, Adolphe Muzito.
Los Mai-Mai son milicianos locales de autodefensa que luchan junto al Ejército de la RDC.
«Nuestra base de la Monuc (misión de la ONU en la RDC) se encuentra en medio del fuego cruzado entre las tropas del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP, de Laurent Nkunda) al este y los Mai-Mai al norte», explicó Sylvie van den Wildenberg, portavoz de la Monuc en Goma.
Estos combates se registraron mientras el primer ministro Adolphe Muzito llegó ayer a la tarde a Goma, ciudad que se encuentra desde hace seis días amenazada por los rebeldes de Nkunda, que se encuentran a una quincena de kilómetros y que están respetando el alto el fuego unilateral que decretaron el 29 de octubre.
En cualquier caso, Nkunda advirtió de que llevará la ofensiva hasta Kinshasa, a más de 1.500 kilómetros de distancia, si el Gobierno de la RDC no accede a mantener negociaciones políticas bilaterales con su grupo.
«Si rechazan negociar, significará que están dispuestos sólo a luchar y nosotros lucharemos contra ellos porque tenemos que luchar por nuestra libertad», aseguró Nkunda desde su cuartel general en Kivu Norte.
«Goma es sólo un lugar de paso. Cuando nos obliguen a llegar hasta Goma no nos pararemos allí. La gente tiene que ser seria, de otra forma no hay marcha atrás», subrayó el general rebelde tutsi.
Kinshasa ha rechazado negociar con Nkunda desde su última ofensiva y ha acusado a la vecina Ruanda, cuyo Gobierno está dominado por los tutsis, de respaldar al líder rebelde, lo que Kigali ha negado.
Kigali, asimismo, criticó ayer la acción diplomática occidental sobre esta crisis, al considerar que «se basa en la falsa idea de que existe un problema entre Ruanda y la RDC».
«Esta falsa idea ha conducido a algunos a reclamar una reunión entre los jefes de Estado de Ruanda y de la RDC como solución a la crisis interna en la RDC», destacó el Gobierno ruandés en un comunicado que hizo público ayer.
«Los problemas del este de la RDC son esencialmente congoleños y, por tanto, tendrían que ser resueltos como tales por los dirigentes de la RDC», añadió Ruanda.
Mientras la RDC acusa a Ruanda de apoyar a la guerrilla tutsi de Nkunda, Kigali responde reclamando a Kinshasa que deje de dar cobertura a los rebeldes hutus ruandeses de las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR, con base en el este de la RDC).
La pasada semana, la secretaria de Estado adjunta para Asuntos Africanos de EEUU, Jendayi Frazer, afirmó desde Nairobi que «no tenemos pruebas de que Ruanda combata directamente en el este de Congo, pero pensamos que el territorio ruandés se ha utilizado para apoyar al CNDP de Nkunda».
Por otra parte, la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) informó de que ha detectado un centenar de casos de cólera entre los desplazados en Kivu Norte.
Un centenar de casos de cólera
«Se han contabilizado 69 casos de cólera desde hace una semana en los cuatro campos de desplazados situados en torno a Goma y 20 en Kichanga, a unos 50 kilómetros. En Buturande, cerca de Rutshuru, tenemos de cinco a diez casos cada día», informó MSF en un comunicado, en el que añadió que se realizaron cien consultas en Kibati.
Comercios abiertos, moto-taxis en las calles, alumnos camino de la escuela: las apariencias son engañosas en Goma, donde la población intenta llevar a cabo su vida normal, pese a la amenaza de los rebeldes, que se encuentran a las puertas de la capital de Kivu Norte.
«Padecemos una sicosis generalizada. Estamos en un clima de guerra permanente, lo que aterroriza los ánimos, especialmente los de los más jóvenes», resume François Mungungu, profesor de biología en el Instigo, el Instituto de Goma.
Este establecimiento público de enseñanza secundaria que acoge alrededor de 2.000 alumnos, volvió a abrir sus puertas el lunes tras tres días cerrado debido a la ofensiva de los rebeldes de Nkunda.
Ante el instituto, unos 50 adolescentes callejean con sus uniformes escolares. No irán a clase porque sus padres no han podido, o no han querido, reunir el dinero para pagar la matrícula del trimestre.
«Los padres temen pagar porque no están seguros de que la guerra acabe. Puede que dentro de dos días podamos escuchar el ruido de las armas», explica Nickson Matolo, de 17 años.
«Volvimos a las clases el lunes, pero los padres tienen una actitud reservada, con razón. Si pagan ahora y vuelven los combates, habrán tirado su dinero», añade Mungungu.
Colocados en un cruce estratégico, soldados indios de la Monuc observan desde su carro el ir y venir de las moto-taxis que levantan una polvareda al pasar junto a los puestos de zapatos, los vendedores de fotocopias o los generadores instalados bajo sombrillas multicolores.
Unicef denunció que las milicias Mai-Mai de Kivu Norte han reclutado a niños en los campos de desplazados para que actúen como combatientes contra el CNDP de Nkunda.