Aunque uno no comprenda por qué Espinete vestía de noche pijama mientras que durante el día andaba en bolas, Barrio Sésamo hizo mella. La ofensiva de Sabin Etxea tras la declaración de los futbolistas vascos ha sido el mejor exponente. Y no ha sido la praxis en pro de la soberanía del país, o más bien su omisión, la que ha mostrado las raíces del conflicto del país, sino la casualidad -de las que no existen y que se traduce en causalidad- con la que se han envalentonado en defensa del término que fijó Arana Goiri. Al catedrático en Historia Joseba Egibar -¡ah, no!, es político profesional- se le olvidó mencionar que Euskadi es «el concepto político», porque así lo impone la Constitución española. «Si no hay justicia no hay paz y vuestro puto `Todo por la Patria' me hace vomitar», dice la letra del grupo que sonó en la radio tras las órdenes de «que se dediquen a lo suyo: ¡a jugar a fútbol!».

Claro que algunos entienden la política y eso que llaman democracia participativa como mero ejercicio físico de lanzamiento de unas fotocopias en una mísera urna cada cuatro años. ¡Ah, no! Si ya van por cinco años desde que miles de vascos no tienen derecho ni para eso. Menos mal que los mesías de los derechos humanos han puesto el grito en el cielo tras las denuncias de torturas de otros jóvenes vascos.

Para que no haya dudas sobre el lábel geográfico de quién puede hacer crítica política, el grupo se presenta en las ondas: «Vengo del mejor grupo que parió España; puta España». No son vascos... ni del Euskadi jeltzale ni de la Euskal Herria que va desde el Aturri hasta el Ebro. «Yo estoy más guapo callado. ¿Vas a venir a callarme tú con terrorismo de Estado? ¿Te di permiso para fabricar bombas con mis impuestos? No. Pues entonces no lo llames democracia». Estos maños de Doble V parece que estuvieron en la protesta que los antimilitaristas de KEM realizaron ante la empresa ITP de Zamudio que fabrica los Eurofighter con los que hacen esas «misiones de paz» por el mundo. Aunque la inteligencia no es de reparto equitativo, de proponerse, resulta fácil no insultar a la inteligencia.