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Las últimas redadas en Nafarroa dejan denuncias de torturas muy similares

Las últimas operaciones policiales desarrolladas por la Policía española y la Guardia Civil en Nafarroa han dejado denuncias que apuntan a una aplicación sistemática de la tortura, sea cual sea el cuerpo policial que lleve a cabo los arrestos. La recopilación de datos realizada por el movimiento pro-amnistía constata un «modus operandi» que se repite en la mayoría de los casos. «La bolsa», los golpes o las amenazas son algunas de las prácticas más repetidas.
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Las sucesivas operaciones policiales que han azotado Nafarroa desde finales de agosto han tenido un denominador común: las denuncias de torturas. Según la recopilación de datos realizada y difundida por el movimiento pro-amnistía, se han registrado 21 denuncias de maltra- tos y se han producido dos hospitalizaciones, lo que apunta a una práctica constante y sistemática, utilizada indiferentemente tanto por la Guardia Civil como por la Policía española.

Estos datos constatan que en total han sido 24 los navarros arrestados desde el pasado 24 de agosto; dos de ellos, Mikel Jimenez y Aritz Azkona, en las escalinatas de la Audiencia Nacional sin que fuesen incomunicados. El recorrido por estos casos deja en evidencia que la situación de incomunicación y la denuncia de torturas están plenamente vinculadas, ya que 21 de las 22 personas incomunicadas relataron malos tratos.

Una vez analizadas una a una las denuncias de los arrestados, el movimiento pro-amnistía ha alertado además de que indiferentemente del cuerpo policial que la practique existe un modus operandi que se repite.

«Bolsa», golpes y amenazas

Los métodos de tortura practicados contra estos navarros, según sus denuncias detalladas, pasan sobre todo por la aplicación de la «bolsa» y por golpes en todo el cuerpo tanto con la mano como mediante patadas o mediante listines telefónicos. La aplicación de la «bolsa» llevó incluso a uno de los detenidos a perder el conocimiento, y relató haberse despertado después, en el suelo y siendo golpeado por los agentes que lo custodiaban.

En los cinco días en que se prolongó a la mayoría el periodo de incomunicación, los arrestados detallaron que las luces estuvieron constantemente encendidas y había un ruido «ensordecedor», por lo que casi todos aseguraron no haber dor- mido nada. Coincidían también en que se pasaron los cinco días con los ojos tapados con un antifaz y en que la obligación de realizar ejercicios físicos como flexiones o mantenerse en posturas forzadas fue constante.

Los malos tratos sicológicos también han sido denunciados por la mayoría de ellos. Indicaron haber sido amenazados con el arresto de sus compañeros o compañeras, o con la hospitalización de seres queridos. Asimismo, varios relataron que los coaccionaron con una pistola para que declarasen.

El hecho de ser mujer ha llevado a algunas de las arrestadas a sufrir amenazas sexistas como coaccionarlas con «meter un hierro» por la vagina o con la violación de sus compañeras en el caso de los arrestados.

Las amenazas con electrodos también son muy recurridas. Sagardoi dijo que le colocaron los cables del aparato, y a Goñi le mojaron los codos y fingieron que se los aplicaban.

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Una manifestación que partirá mañana a las 20.30 desde la Placeta de las Pulgas, en Tafalla, denunciará la situación de Iñigo Gulina, David Urdin y José Javier Osés, que cumplen un año en prisión. Por los presos protestaron ayer 22 personas en Atarrabia.

«Una decisión política amparada por el silencio»

Tras examinar los relatos realizados por los arrestados en Nafarroa, el movimiento pro-amnistía volvió a incidir en que la práctica de la tortura es sistemática en las operaciones policiales que se desarrollan en el país. Apunta, además, que el objeto de la misma es buscar información política, conseguir autoinculpaciones de los arrestados y expandir el miedo entre la sociedad.

Pese a indicar que la práctica de la tortura es una «herramienta común» de la Policía española y de la Guardia Civil, el movimiento antirrepresivo fue más allá y aseguró que la utilización de la tortura procede de «una decisión política», por lo que señaló al Gobierno del PSOE como el responsable de «dar luz verde a la incomunicación y a los torturadores». Sin embargo, a su juicio no es éste el único responsable de esta práctica. Denunció el silencio que otorgan a las denuncias de tortura la mayoría de los agentes políticos e instituciones de Euskal Herria.

Asimismo, el movimiento pro-amnistía no ocultó su enfado ante el tratamiento que se hace desde la mayoría de los medios de comunicación. Y resalta negativamente la actitud de EiTB, «un medio público que mientras silencia las denuncias de tortura y la incomunicación da voz a las versiónes de Rubalcaba, basadas en la información obtenida bajo tortura», critica. GARA

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