Maridaje sin fronteras entre patrones y políticos
Confebask celebra estos días su 25 aniversario y lo hace, como no podía ser de otra forma, por todo lo alto. Razones le sobran. Aunque quizá no en su momento de mayor esplendor, la patronal cumple cinco lustros difícilmente superables. Cinco lustros de franca prosperidad y negocio fácil, de acumulación de poder e influencia, de implacable control de los mercados y desmedidos abusos laborales. Cinco lustros insaciables por los que brindar en copas a rebosar y con invitados a la altura de las circunstancias. Con el rey español de estrella y el lehendakari Ibarretxe de maestro de ceremonias, en el bilbaino Palacio Euskalduna se escenificó sin rubor alguno el perfecto maridaje que conforman la clase empresarial y la institucional, la sólida complicidad que políticos y patrones, vascos y españoles, han construido en estos 25 años, y que tan buenos resultados les ha dado, con cargo (severo) a los bolsillos de la clase trabajadora.
Esta última, una vez más, se quedó fuera. En los aledaños del Euskalduna, delegados sindicales de LAB hicieron patente su protesta por la presencia del rey español y el vasallaje que denota su visita. Gritos, pitidos y significativas consignas como «patronal lapurrak» o «Borbones a los tiburones» tuvieron que llegar a oídos de los celebrantes, que dentro hablaban de crisis y medidas de calado. Para echarse a temblar.