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Alvaro Reizabal Abogado

Madres coraje

D�as duros para muchos, pensando en c�mo estar�n esos familiares y, especialmente, para esas mujeres que incansablemente, sea el d�a que sea y contra viento y marea, seguir�n llevando su aliento y solidaridad a los cuatro vientos de la dispersi�n

Llevan cientos de miles de kil�metros a sus espaldas, recorridos al cabo de a�os y a�os de sufrimiento, sustituyendo el merecido descanso del fin de semana por inhumanas palizas de decenas de horas, viajando noche y d�a para llegar a la otra punta del mundo a tiempo. Y perdiendo jornadas de trabajo, o sus vacaciones, y con el patr�n cabreado por tantas peticiones de permiso.

A veces van en los viajes de la solidaridad, cuando hay autob�s organizado por los propios familiares para llegar a su ansiado destino, pero otras en el de l�nea, con paradas, esperas, trasbordos. Algunas en tren y bus a la vez, o en taxi cuando no queda mas remedio, que es la ruina. Cuando hay manera de ir acompa�ada la cosa tampoco es jauja, pues, aunque indudablemente conforta el viajar con otros familiares en igual situaci�n y compartir alegr�as y dolores, el viaje se hace pesad�simo: unos se quedan en C�ceres, los otros siguen a Badajoz, o a Sevilla o a Puerto o a Fresnes y Fleury, para luego volver y esperar a que acaben la visita �stos, porque unos comunican por la ma�ana y otros a la tarde.

Han viajado y viajar�n de todas las formas imaginables; tambi�n en avi�n cuando se llevaron a sus hijos a las islas de �frica o al exilio americano. Da igual a d�nde, con hielo y nieve o bajo el sol abrasador. Siempre ah�, al pie del ca��n, dispuestas a pasear con dignidad su rebelde orgullo de madres vascas sin importarles las colas, las incomodidades o los modales de quienes impiden la libertad de sus hijos.

Todo por ver a sus seres queridos y reconfortarles con su presencia, aunque s�lo les dejen comunicar los cinco minutos de la basura porque su preso est� sancionado.

Dos mil kil�metros sentadas, porque algunas de ellas no se pueden tumbar. Llegar y volver de seguido con la misi�n cumplida. Medallas del amor ambulantes, que dan todo a cambio de nada, seres an�nimos -Joxepa, Blanca, Margari...-, hasta que, como acaban de hacer con Itziar, las sacan en los peri�dicos con nombre, apellidos y foto, increp�ndolas porque dicen que dijeron que estaban orgullosas de sus hijos. Todo vale si es rentable para el �agiprop�.

Se acercan fechas en que los sentimientos se agudizan. Nunca se sabe si por la publicidad, la costumbre o, sencillamente, porque somos humanos, pero lo cierto es que en estos d�as nos acordamos m�s de los ausentes, de los que se fueron para siempre o de los que se llevaron hace ya muchos a�os y no les dejan volver, a golpe de ingenier�a jur�dica encubridora de la cadena perpetua.

D�as duros para muchos, pensando en c�mo estar�n esos familiares arrancados de su h�bitat natural y, especialmente, para esas mujeres que incansablemente, sea el d�a que sea y contra viento y marea, seguir�n llevando su aliento y solidaridad a los cuatro vientos de la dispersi�n. Buen momento para acompa�arlas y rendirles nuestro cari�oso homenaje. �Gora zuek!

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