En Vojvodina vive el 27% de la población de Serbia, pero produce el 40% del PBI estatal, según datos difundidos por el Gobierno autónomo. Hasta la llegada al poder de Slobodan Milosevic, esta región, situada a orillas del Danubio y fronteriza con Croacia, Hungría y Rumanía, disponía de un amplio nivel de autonomía que fue desmantelado por el centralismo serbio.

El pasado 15 de octubre, 89 de los 120 diputados de la Asamblea de Vojvodina dieron el sí al nuevo Estatuto de Autonomía, que otorga capacidad legislativa al territorio y le permite aprobar su propio Presupuesto. Los principales defensores de la reforma han sido, por una parte, la coalición de formaciones serbias encabezada por el Partido Democrático del presidente serbio, Boris Tadic, y, por otra, los dos principales agrupaciones políticas locales de Vojvodina, la Coalición Húngara y la Liga de los Socialdemócratas. En cambio, la derecha panserbia se ha opuesto al texto de forma vehemente, con el argumento de que la nueva norma estatutaria abre la puerta a la secesión vojvodina.

Este enclave, al norte, y el de Kosovo, al sur, eran los dos territorios autónomos que formaban parte de la república yugoslava de Serbia. En la década de los 90, comenzaron las sucesivas independencias de Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina y Macedonia, que dejaron a la antigua Yugoslavia reducida a Serbia y Montenegro. Los montenegrinos se alejaron del poder de Belgrado en 2006 y los kosovares, oficialmente, en febrero de 2008.

Mientras en Kosovo la mayoría de la población es albanesa, en Vojvodina existe una importante minoría húngara -entre el 15% y el 20% de la población-, que reclama cada vez con más fuerza respeto a sus derechos nacionales.

Por tanto, Belgrado se enfrenta al reto de respetar la identidad vojvodina para evitar que tomen fuerza las posiciones centrífugas que supusieron la desaparición de Yugoslavia como estado europeo. El hegemonismo panserbio impulsado por Slobodan Milosevic a partir de su discurso en Kosovo Polje en 1989 provocó como reacción el auge de los nacionalismos de las distintas repúblicas y territorios de la República Federal de Yugoslavia.

Así, para Belgrado, que sigue aspirando acercarse a la UE, es fundamental evitar que en Vojvodina cuaje un movimiento secesionista importante.

Pendientes de Belgrado

Han pasado ya dos meses desde que el proyecto de estatuto se aprobó en la Asamblea de Novi Sad y todavía no ha sido ratificado por el Parlamento serbio, un trámite imprescindible para que entre en vigor. La semana pasada, el portavoz de la Asamblea de Vojvodina, Sandor Egeresi, se quejaba de que la norma no haya sido aprobada antes que los Presupuestos serbios para 2009. No obstante, Egeresi confía en que no haya «razones políticas» que impidan la ratificación del estatuto de Vojvodina.

Suceda lo que suceda en Belgrado, los líderes de los partidos de Vojvodina advierten de que el proceso autonómico no quedará cerrado con este estatuto. De hecho, el presidente de la Liga de los Socialdemócratas de Vojvodina, Nenad Canak, reclama una reforma de la Constitución serbia para que el Estado se convierta en una república federal, según declaro a la emisora B92.

Canak propone que Serbia se divida en cinco territorios con completa autonomía, uno de los cuales sería Vojvodina y el otro Sandzak, una región de mayoría bosnia musulmana situada en la frontera con Montenegro. Las otras tres regiones serían Sumadija, Nis y el área metropolitana de Belgrado.