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Floren Aoiz www.elomendia.com

Entrenar con bombas no tiene nada que ver con la violencia

En las Bardenas se ensaya para matar a gran escala, pero nos hablan del ruido. Los gritos de las víctimas de los bombardeos de la OTAN no se escuchan en «Diario de Navarra» ni en los despachos de los políticos. Eso no es una molestia

Claro que no! ¡Hace falta ser retorcido para establecer una relación entre un polígono de tiro y la violencia! Violencia -parece mentira que haya gente que no se haya enterado todavía- sólo hay una, la de ETA. Los ejércitos son instituciones humanitarias que se dedican a hacer el bien al prójimo. El Polígono de Tiro de las Bardenas no tiene nada que ver con la violencia, ni con la guerra, ni con el sufrimiento ni con la destrucción. ¡Qué ocurrencia!

Por desgracia, las barbaridades que acabo de escribir no pertenecen al ámbito de la ficción. Son el discurso dominante en la clase política navarra sobre el Polígono de Tiro de las Bardenas. Con estas ideas se ha avalado la continuidad de este espacio dedicado al ensayo de material y técnicas de guerra. Es decir, se ha pretendido obviar el debate acerca de la trascendencia de mantener en nuestro suelo un complejo militar de estas características.

Han llevado el debate a cuestión de molestias (según «Diario de Navarra», menores que las de un aeropuerto) o de contraprestaciones: el dinerito vendrá bien a las instituciones que participan en la Junta de Bardenas. Pero ni «Diario de Navarra» ni los políticos que han apoyado el contrato han querido asumir el significado de avalar el uso de parte de nuestro territorio por la maquinaria bélica de la OTAN.

La referencia a las molestias, por ejemplo, es sumamente clarificadora. En las Bardenas se ensaya para matar a gran escala, pero nos hablan del ruido. Los gritos de las víctimas de los bombardeos de la OTAN no se escuchan en «Diario de Navarra» ni en los despachos de los políticos. Eso no es una molestia. Y en cuanto al dinero, ¿qué más da de dónde venga o a cambio de qué?

Estas actitudes, en un país en el que partidos, medios de comunicación e instituciones repiten hasta la saciedad la idea de que la violencia está fuera de lugar, no hacen sino retratar la hipocresía que caracteriza este simulacro de debate acerca de los instrumentos con los que cada cual defiende sus ideas o pretende lograr sus propósitos. Simulacro digo, porque es obvio que nadie corre riesgo alguno si justifica públicamente los bombardeos de la OTAN en Bagdad, pero ¿qué le ocurriría a alguien que osara aplaudir una acción de ETA?

Los mismos que han dado su apoyo al Polígono de Tiro nos dicen una y otra vez que nada se puede defender con violencia. Que no se puede permitir que sigan en los ayuntamientos quienes no condenan la violencia de ETA. Desde la legitimidad que les da apoyar estrategias de guerra que han causado miles de muertes establecen una raya entre ellos, los «demócratas pacifistas» y los «violentos». Claman contra la perversidad de la violencia de ETA olvidando la sangre derramada por los aviones de los ejércitos que se entrenan en las Bardenas.

Es curioso su concepto de responsabilidad moral. No condenar un atentado de ETA te convierte en cómplice; apoyar un Polígono de Tiro o las invasiones de Irak y Afganistán no acarrea, por supuesto, ninguna implicación.

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