El primer ministro belga, Yves Leterme, presentó ayer su dimisión y la de todo su Gobierno durante el Consejo de Ministros que convocó de manera urgente, según informó su portavoz, Peter Polussen.

La dimisión de Leterme llega después de que el ministro de Justicia, Jo Vandeurzen, hiciera lo propio una hora antes, según informó el diario flamenco «De Standaard» y confirmó posteriormente el partido de ambos, el democristiano flamenco CD&V.

La oposición llevaba dos días reclamando la dimisión de Leterme, después de que el Tribunal de Casación belga, máxima instancia judicial del país, considerara que hay indicios de que el Gobierno trató de influir en una jueza para que avalara el procedimiento utilizado por el Ejecutivo para la venta parcial del banco Fortis a la mayor entidad francesa, BNP Paribas.

El propio Leterme, que ayer a la noche se dirigió al Palacio Real para presentar su dimisión a Alberto II, reconoció en el Parlamento que un miembro de su Gobierno contactó varias veces con el marido de Christine Schurmans, una de las jueces del Tribunal de Apelación que estudiaba el recurso de los accionistas minoristas de Fortis contra la venta del banco a BNP Paribas.

De este modo, Leterme ha estado al frente del Gobierno apenas nueve meses, el mismo periodo de tiempo que ocuparon las negociaciones para la formación del Ejecutivo. Leterme ya dimitió en diciembre de 2007 por no haber sido capaz de formar Gobierno.

Las negociaciones para formar el Ejecutivo fueron especialmente complicadas debido a las exigencias de los partidos flamencos de que se llevaran a cabo las reformas institucionales necesarias para incrementar el autogobierno de Flandes.

La actual coalición gubernamental está integrada por los flamencos democristianos (CD&V) y liberales (VLD), y por los francófonos liberales (MR), socialdemócratas (PS) y socialcristianos (CDH). Los independentistas flamencos de NVA, que se presentaron en coalición con los democristianos de CD&V, dejaron de apoyar al Gobierno al considerar que no respondía a la reclamación de más autogobierno para Flandes.

El panorama que se presenta ahora vuelve a ser complicado para el Estado belga, que vive una profunda crisis entre flamencos y valones. Los partidos no quieren que se convoquen elecciones anticipadas porque la validez del distrito BHV está denunciada en los tribunales por marginación de los flamencos.