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Pionero del movimiento gay

«Mi nombre es Harvey Milk»

Harvey Milk fue el primer homosexual declarado que ocupó un cargo político en Norteamérica, motivo por el que fue asesinado y se convirtió en el Luther King del movimiento gay. Este pionero en la lucha por los derechos de su comunidad es encarnado por Sean Penn, en una transformación absoluta que le puede valer su segundo Oscar al Mejor Actor. La intención del director Gus Van Sant es hacer una película comprometida con la que llegar al gran público.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Es la primera vez en que Gus Van Sant hace una película militante sobre el movimiento gay, aunque nunca haya ocultado su condición homosexual y haya tratado el tema de forma intermitente a lo largo de su filmografía. Llama la atención que su decisión de dar un paso tan importante se inscriba en el grupo de películas hechas dentro de la industria de Hollywood, y no en el de las puramente independientes.

«Mi nombre es Harvey Milk» es un biopic que admite de forma consciente las reglas convencionales del género, por lo que no pertenece a la vertiente más arriesgada y experimental del cineasta. Ha de ser una consecuencia de la necesidad de transmitir al gran público el mensaje de tolerancia dejado por este pionero de los derechos de los homosexuales en los EE.UU., de cuyo asesinato se han cumplido ya treinta años.

La gran baza con la que cuenta «Mi nombre es Harvey Milk» para llegar a todos los espectadores, al margen de sus ideas o prejuicios con respecto a la homosexualidad, es la de contar con el protagonismo de Sean Penn. El actor ha conseguido emocionar con su actuación a gentes que nunca habían sentido algo parecido por una persona abiertamente gay, en una transformación que le puede valer su segundo Óscar al Mejor Actor, tras el conseguido con «Mystic River» a las ordenes de Clint Eastwood.

Su trabajo interpretativo consiste esta vez precisamente en eso, en transmitir el carisma del personaje que interpreta, cuyo único problema fue adelantarse a su época a la hora de luchar contra la discriminación social por razón de sexo. Ahí sale a relucir la categoría interpretativa de Sean Penn, al que se le suele asociar con papeles dramáticos atormentados. A pesar de su trágica muerte violenta, el Harvey Milk encarnado por el siempre comprometido actor es un hombre alegre, que quiere mejorar su vida y la de cuantos son rechazados por el simple hecho de no ser heterosexuales como la mayoría.

Milk en la gran pantalla

La figura del recordado militante gay ya fue plasmada en la pantalla en 1985, cuando el documental de Rob Epstein «The Times of Harvey Milk» ganó el Óscar de la categoría. Desde entonces han sido varios los intentos que se han sucedido por contar su vida a través de la ficción. Oliver Stone fue uno de los primeros en hacer una propuesta, si bien su proyecto de convertir a Robin Williams en Harvey Milk nunca cuajó.

Más intentos

Luego fue Bryan Singer el que quiso adaptar el libro de Randy Shilts «The Mayor of Castro Street», pero finalmente el guionista Dustin Lance Blak ha trabajado con su propia documentación. El material de archivo investigado asoma en el montaje hecho por Gus Van Sant, quien se ciñe a los hechos con fidelidad absoluta.

Relata los últimos años vividos por el protagonista, quien se marchó de Nueva York para establecerse en San Francisco, una ciudad que en los 70 era más liberal. Una vez allí puso una tienda de cámaras de fotos en el distrito de Castro, del que llegaría a ser concejal apoyado por la creciente comunidad gay establecida en el ya mítico barrio. Pero otro concejal de extrema derecha, llamado Dan White, disparó contra él y contra el alcalde George Moscone. De la caracterización del asesino se encarga Josh Brolin, que acaba de hacer de Bush en «W».

VARIOS INTENTOS

Después de que Rob Einstein realizara un documental sobre la figura de Milk, Stone o Singer han intentado contar a través de la ficción la vida del personaje. El trabajo de Van Sant, sin embargo, ha logrado una fidelidad absoluta.

El mexicano Diego Luna no acaba de encajar en la industria de Hollywood

El actor Diego Luna vive ahora mismo el mayor éxito de su carrera en México con la película «Rudo y cursi», donde interpreta al rudo futbolista del título emparejado con Gael García Bernal, que es el cantante cursi. Sin embargo, en la industria de Hollywood las cosas no le van tan bien, ya que las únicas críticas negativas al film «Mi nombre es Harvey Milk» han ido dirigidas hacia él, por su poco convincente interpretación de Jack Lira, que es el amante latino del protagonista. Parece que el inglés se le resiste a Luna, o puede ser que definitivamente no sea lo suyo. M. I.

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