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Imanol Intziarte Periodista

El gato, el cascabel y la teta pública

Lo ha dicho José Montilla, presidente de la Generalitat de Catalunya. «¿Tú crees que los recursos que pagan los contribuyentes tienen que subvencionar a clubes profesionales para que paguen los fichajes de estrellas?». Así respondió durante una entrevista realizada por siete adolescentes cuando uno de ellos le instó a paliar con fondos públicos los problemas económicos del Ricoh Manresa, club de la ACB en apuros. La réplica de Montilla tuvo la virtud de ponerle el cascabel a un gato que también muestra sus uñas por estos lares.

Parte de nuestros clubes deportivos profesionales -en todas partes cuecen habas- se gasta mucho más dinero del que es capaz de generar. Saben que, cuando lleguen las vacas flacas, podrán aferrar sus morros a la ubre pública para al menos no morir de inanición. Y la gran mayoría, no nos engañemos, preferimos mirar hacia otro lado. Porque al margen de su carácter empresarial y de su nómina de asalariados millonarios -sobre todo en el fútbol masculino de alta categoría-, estos equipos tienen un componente emocional que va más allá de cualquier otra argumentación. Nos hacen sufrir, las más de la veces; nos producen inmensas alegrías, las menos. Las personas que conviven a nuestro alrededor y que no comparten esa pasión nos miran con cara de incredulidad, pero resulta imposible explicar por qué a algunos les quita el sueño o el apetito que una pelotita entre o deje de entrar dentro de tres palos o de un aro. Así que se admite, e incluso se exige, que se condonen deudas fiscales, que se regalen instalaciones, que se subvencione directamente porque sí, que se subvencione indirectamente en forma de publicidad porque también (llamando Reyno de Navarra a un estadio, poniendo el eslogan «Euskadi» en una camiseta...).

Oponerse a estas demandas suele ser, tampoco nos engañemos, impopular. Y además, qué quieren que les diga, muchas veces nos puede más el corazón que la cabeza. ¡Qué dilema! Al fin y al cabo, tan sólo queremos seguir sufriendo con nuestro equipo... un poco menos.

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