Razón
«Frente al diálogo no puede haber cárcel». Ibarretxe tiene. Y pide, además, una sentencia que lo acredite. El problema -no el personal de Ibarretxe, sino de otros- es que por dialogar, por hacer política, hay mucha -demasiada- gente en la cárcel. Por ejemplo, cuatro de los que comparten el duro banquillo con el Lehendakari. La prioridad debiera ser denunciar lo existente. Nada empezó ayer en Euskal Herria.
OLASO