No tiene ningún sentido para el aficionado al cine de terror europeo ver este remake norteamericano de «Rec», la exitosa e impactante cinta de Jaume Balagueró y Paco Plaza, por la sencilla razón de que cuantos han visto el original saben perfectamente lo que va a ocurrir a cada instante, ya que se trata de un calco en toda regla. Una vez perdido el imprescindible elemento sorpresa, «Quarantine» se vuelve previsible e innecesaria, así que resulta muy difícil entender cómo Hollywood logra vender en nuestro mercado productos copiados de otros que ya conocemos, con la consiguiente decepción para el espectador. Además, se da la circunstancia de que Balagueró y Plaza ya están preparando la obligada secuela, lo que invalida las prisas que se han dado los norteamericanos por presentar antes su versión rodada en inglés.

«Quarantine» se limita a intercambiar la acción que tenía lugar en un edificio del Eixample barcelonés por la que transcurre en una comunidad de vecinos de Los Ángeles, prácticamente con los mismos personajes heredados por nuevos intérpretes. Manuela Velasco, que hacía de reportera televisiva en «Rec», es sustituida por Jennifer Carpenter («El exorcismo de Emily Rose»). El cambio de rostros ni aporta, ni añade nada diferente a lo ya visto. El ingrato trabajo de falsificación corresponde a los hermanos Dowdle, que se dieron a conocer con su anterior «The Poughkeepsie Tapes», radiografía de un psicópata narrada a través de los vídeos caseros que graba con los crímenes que él mismo hacía. Es por ello que fueron elegidos para recrear el estilo de programa emitido en directo que hacía falta.