Las llagas del PSE en el juicio al diálogo político
La primera jornada del juicio al diálogo político que ayer comenzó en Bilbo certificó la postura favorable de la Fiscalía a la absolución de los acusados. A partir de ahí, y cuando es vox populi que la nueva composición de la sala tiene un perfil menos conservador que el de los magistrados que se han empeñado en llevar adelante el juicio, la celebración de la vista oral que mayor expectación mediática ha despertado en los últimos años cuelga ahora del alero.
Por eso, y ante la ausencia de mayores contenidos procesales, el mayor interés del estreno del juicio estuvo en las imágenes que dejaron los protagonistas para la posteridad. Poses calculadas hasta el milímetro en un escenario que dividía en partes bien diferenciadas el banquillo de los acusados. Por una parte, los cinco procesados de la izquierda abertzale, ya curtidos en esta clase de bretes. Al otro lado del pasillo, compartiendo bancada pero significativamente separados, Ibarretxe por un lado y Patxi López y Rodolfo Ares por el otro. Estos últimos se mostraron, sin ningún lugar a dudas, como los más actores más incómodos con el papel que se les ha asignado en la representación. Es bien sabido que al que no está acostumbrado a bragas, las costuras le hacen llagas. Y para éstos, con las elecciones a las puertas, este juicio es úlcera, fístula, pústula y absceso, todo en uno.