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Fuerza y raz�n de Estado para el TAV

El macroproyecto del TAV se ha caracterizado desde su mismo inicio por dos elementos fundamentales. El primero de ellos ha sido la sistem�tica ausencia de informaci�n p�blica clara y fidedigna, que los responsables p�blicos han tratado de sustituir sin �xito por la propaganda. El segundo ha sido la imposici�n, materializada en el desprecio de la voluntad ciudadana expresada en las diferentes consultas, siempre con resultados contrarios al macroproyecto. Y la carga de la Ertzaintza contra quienes intentaban el s�bado acercarse para ver in situ los destrozos que est�n produciendo las obras en Urbina reproduce estos dos errores, con lo que el TAV vuelve a aparecer como un proyecto falto de la m�s m�nima transparencia exigible e impuesto a trav�s de la violencia, con pelotazos y porrazos si es preciso.

La versi�n oficial de la Consejer�a de Interior, que habla de que los manifestantes arrojaron piedras a los agentes Ertzaintza, no supera el menor contraste ni con los testimonios de quienes presenciaron los hechos, ni con las profusas im�genes reproducidas por los medios de comunicaci�n, en las que no se aprecian m�s golpes que los propinados por los uniformados. Pero es que ni siquiera concuerda con la propia actuaci�n policial, que consisti� no s�lo en cargar en esa zona concreta y durante nada menos que una hora, sino tambi�n en identificar a cientos de personas a mucha distancia del lugar de las obras o en irrumpir en locales del casco urbano de Urbina. Las caracter�sticas de la intervenci�n, incluida la fulminante llegada a la zona de un helic�ptero, apuntan m�s bien a una premeditada operaci�n de castigo al amplio y plural movimiento social que se opone al TAV con razones diversas, y todas ellas muy leg�timas.

Sea como fuere, la desmedida intervenci�n policial no hace sino agravar el conflicto y viene a demostrar que sus �ltimos responsables, a falta de argumentos, buscan profundizar en la confrontaci�n para utilizarla como una suerte de raz�n de Estado que les permita seguir imponiendo su proyecto por la �nica v�a que les queda: la fuerza.

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