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Raimundo Fitero

Chopos

Como chopos de la Ribera nos mantendremos ante todos los ciclones. Somos juncos para trenzar cuerdas y con ellas redes y con ellas mantos que van a dar cobijo a todos aquellos que los ciclones electorales se intenten llevar por delante. La flota pesquera amarrada, la ciudadanía dispuesta a no pasar por debajo de las cornisas, pero llega el ciclón Garzón e intenta arrasar lo poco que queda de fundamento democrático. Corre, corre, que la AN te tiene en el ojo del huracán. El excelentísimo señor don Baltasar Garzón está buscando ampliar su hoja de servicios, pescar en aguas revueltas, paliar las serias advertencias de sus superiores por dejarse dos narcos sin empapelar, o por sus viajes para aumentar patrimonio. Intenta blindarse con estas acciones tan bien orquestadas para que electoralmente todos tengan rentabilidades y para que cuando llegue la tropelía absoluta, cuando dejen a docenas de miles de ciudadanos vascos sin posibilidad de voto, todo esté mucho más trillado, regado y preparado para que cuaje mejor el atropello.
A todos les digo: yo pienso, y quiero, porque es mi derecho, votar, y firmaré para poder votar donde sea necesario, y me manifestaré, porque antes, con el otro generalísimo, lo hice, fui abajo firmante crónico, manifestante aporreado que soñaba con elecciones libres, con democracias, y nadie me va a quitar, como no me quitaron aquéllos que tanto se parecen a éstos, mis ganas de vivir en paz, libertad y democracia. Así que ya saben mi domicilio. Y al vendedor de camisas de popelín Urkullu, también le digo que se haga la prueba del algodón, que el cinismo es un bello arte y lo que él practica es una simple vergüenza.
Ruego a los que se reparten las migajas del poder que escuchen al nuevo apóstol, al hijo de Dios, o al mismo Dios, a Barack Obama, que ha declarado que EEUU «no va a torturar y va a luchar con las herramientas del estado de derecho». ¿Pueden decir lo mismo sus monaguillos de aquí? Claro, lo dicen con cara de trilero y se quedan tan panchos, pero eso se corresponde muy mal con lo que sucede a diario. ¿Se puede detener siempre impunemente? ¿Alguien acabará con el Guantá- namo vasco de una puñetera vez?

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