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La dependencia y la sumisión entre las personas

«Háblame de la lluvia»

«Para todos los gustos» y «Como una imagen» han situado a Agnès Jaoui y Jean-Pierre Bacri a la cabeza del estudio de las relaciones humanas, gracias a su mirada siempre incisiva y entrañable a la vez. Esa combinación de sentimentalismo y humor punzante se depura en su tercer largometraje, «Háblame de la lluvia», cuyo título está inspirado en una canción de Brassens que habla de lo insustanciales que pueden llegar a ser los sitios donde no llueve.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Agnès Jaoui y Jean-Pierre Bacri forman una de las parejas más lúcidas del cine europeo, gracias a un don para la observación del detalle que les hace ser unos perfectos cronistas sociales de su tiempo. Escriben juntos el guión, además de actuar y dejar que ella sea la que se ocupe de la realización. Un esquema que les ha ido muy bien, desde que hace nueve años su ópera prima, «Para todos los gustos», triunfara en los César y fuera nominada al Óscar. Aquella comedia inteligente dio paso a «Como una imagen», en clave más dramática debido a su mayor acidez analítica de las relaciones humanas y las diferencias de clase. Como quiera que antes han sido intérpretes teatrales, aparte de que ella también es cantante, la puesta en escena de sus películas se basa en el plano-secuencia, para así integrar a todo el reparto dentro de una misma toma con un muy arraigado sentido de la coralidad.

Sometimiendo entre personas

En su tercer largometraje, «Háblame de la lluvia», abordan con delicado humor el tema de la dependencia y el sometimiento de unas personas a otras, ya sea en forma de pareja, dentro de la convivencia familiar o entre amigos. Cada uno de los personajes se siente una víctima en las relaciones de poder que se establecen llegando a la humillación, bien por razones de sexo, de raza o económicas.

Agnès Jaoui encarna a una militante feminista que se ha pasado a la política y que regresa a regañadientes a su casa en el Midi, donde va a ayudar a su hermana a ordenar las pertenencias dejadas por su madre, muerta un año atrás. Allí conocerá a la criada magrebí y a su hijo, amigo de un cineasta venido a menos que se interesará en hacer un documental sobre ella, dentro de un ciclo dedicado a mujeres triunfadoras.

El amigo Jamel Debbouze, conocido por ser el frutero de «amélie»

Jean-Pierre Bacri llevaba diez años intentando trabajar en una película con su colega Jamel Debbouze, joven actor de origen marroquí conocido en todo el mundo por su papel de frutero en «Amélie». A pesar de que es un tipo muy gamberro, que se presta a las bromas de las adaptaciones cinematográficas de Astérix, impresionó a propios y extraños con su dramática actuación en «Indigènes» (Días de gloria), la película de Rachid Bouchareb sobre los inmigrantes norteafricanos durante la Segunda Guerra Mundial. Otros le habrán podido ver jugar a fútbol con el equipo de los amigos de Zidane en partidos benéficos.

M. INSAUSTI

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