Comedia negra realizada por David Koepp, un cotizado guionista que suele escribir habitualmente para Steven Spielberg, aunque también lo ha hecho para Brian De Palma. Si sus guiones suelen ser encargos comerciales, en su faceta de realizador nunca mira hacia la taquilla y hace lo que le apetece. Es así como se ha dado el lujazo de trabajar con el brillante humorista inglés Ricky Gervais, creador y protagonista de las series televisivas de culto «The Office» y «Extras». En «Ghost Town», retitulada para la infame versión doblada como «¡Me ha caído el muerto!», Gervais es un dentista que detesta al prójimo, y que si ha elegido esa profesión es porque los pacientes han de tener la boca cerrada. Pero deberá empezar a soportar a los demás a raíz de una grave intervención quirúrgica de urgencia a la que es sometido, y durante la cual llega a estar clínicamente muerto varios minutos.

De su incursión en el más allá se trae el contacto con una serie de fantasmas que le utilizarán como medio para comunicarse con los vivos, sin que nada pueda hacer para librarse de sus presencias, debiendo de resignarse y seguirles la corriente. Uno de los seres espectrales que le visitan está interpretado por Greg Kinnear, como alguien que quiere pedir perdón a su viuda por una infidelidad cometida en vida.