Los azulgranas huyen de los excesos de confianza ante un encuentro con miga
A.U.L. | EIBAR
Las dos victorias consecutivas han distendido el ambiente en el Eibar, pero los azulgranas huyen como de la peste de la palabra «relajación». Porque el camino es todavía largo y porque el domingo, sin ir más lejos, a la posibilidad de seguir sumando se une la de dejar a un rival directo prácticamente eliminado.
«En esta competición es muy difícil ganar partidos; y tres seguidos, ni te cuento -aseguraba Txiki Lombraña-. Se nos va a dar esta oportunidad y el equipo está con muchas ganas, sobre todo ahora que parece que nos ha cambiado la suerte. A ver si lo conseguimos, porque además dejaríamos muy atrás al Alicante». Un choque ante el que el equipo debe estar alerta. «Esto no se ha acabado -advertía el vizcaino-. Seguimos en puestos de descenso y tampoco lo hará si ganamos el domingo, aunque daríamos un paso adelante muy importante. Pero somos conscientes de que, por ejemplo, la victoria del otro día no habrá valido para nada si no ganamos al Alicante».
Tampoco Ibon Larrazabal quiere oír hablar de excesos de confianza. «Desde el principio de Liga sabemos cómo va a ser eso. Todo se decide en las últimas jornadas, pero si llegas vivo al final. Así que ya sabemos que no podemos relajarnos en ningún momento».
Parece confirmada, por otra parte, la baja de Mikel Arruabarrena para el partido. En el club no se quiere forzar al delantero, por temor a una lesión más grave, con lo que Rudy Carlier será, definitivamente, el único punta en condiciones de jugar.