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Los trabajadores de los astilleros estuvieron expuestos al amianto

Un informe sobre el impacto del amianto en el sector de la construcción naval confirma que los trabajadores de ese sector «estuvieron muy expuestos». Según los datos que ofrecen Mapfre, UGT y CCOO en el trabajo, en 1980 hubo 35.000 trabajadores en los astilleros públicos del Estado español y en 1974 fue el año que más amianto se importó. Unos datos indican que desde 1983 a 2008 se han producido 718 patologías ligadas al mineral cancerígeno.

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Juanjo BASTERRA |

El «Análisis retrospectivo de la exposición de trabajadores del sector de la construcción naval al amianto y de su relación causa-efecto con patologías del aparato respiratorio», elaborado por Mapfre, UGT y CCOO y financiado por la Fundación para la Prevención de Riesgos Laborales, confirma que los trabajadores de los astilleros estuvieron «muy expuestos» al mineral cancerígeno.

En 1980, los astilleros públicos del Estado español emplearon a 35.000 trabajadores, incluidos los de las subcontratas. El estudio muestra que entre 1983 a 2008 se registraron 718 afectados por mesoteliomas, placas pleurales y asbestosis. Está clara la infradeclaración de este tipo de enfermedad, muchas veces por desconocimiento, como reconocen sus autores. Queda probado que a miles de trabajadores no se les informó ni formó y, mucho menos, se les dio los equipos adecuados para evitar la inhalación de las fibras cancerígenas. Todos los barcos llevaban amianto, como constata el informe, en distintas equipaciones. En los procesos de reparación «se producía el mayor problema en la sustitución del amianto antiguo por el nuevo», indica el estudio.

Recuerda que el riesgo de exposición de los trabajadores coincide con el período de mayor auge de la construcción naval. «El pico máximo en las importaciones se dio sobre la década de los setenta en el siglo pasado, concretamente en 1974, cuando tuvo lugar la mayor importación de amianto, una cantidad de 130.000 toneladas. A partir de los ochenta, comenzó a decaer». Se calcula que entre 1960 y 1985 por el Puerto de Bilbao entró el 10% de las importaciones del cancerígeno. En los últimos tres años han entrado 12 toneladas de amianto al puerto vizcaino, como confirmó a GARA la Autoridad Portuaria de Bilbao. Por otro lado, Montserrat García Gómez, miembro del Grupo de Trabajo de Salud Laboral de la Comisión del Consejo Interterritorial del Sistema de Salud, dependiente del Ministerio español de Sanidad y Consumo, detalló en Sevilla en declaraciones a Europa Press que 19.994 trabajadores han estado expuestos a los efectos nocivos del amianto en sus trabajos, como figura en «el programa de vigilancia de la salud de los trabajadores expuestos a amianto entre 2004 y 2007».

El 61% de esos trabajadores pertenecen a grupos inactivos o jubilados, que trabajaron en empresas que manipularon amianto antes de su prohibición. «En 2002 se prohibió manipular, producir o importar ese mineral cancerígeno», según la legislación. El 31% restante son trabajadores en activo.

García Gómez reconoció que existen censadas 458 empresas que han utilizado amianto con profusión. De los casi 20.000 trabajadores afectados, 3.529 corresponden a trabajadores de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, lo que sumado a los de Nafarroa se calcula que son en torno a 3.850 los trabajadores afectados.

La Comisión Europea, por otro lado, permitirá la importación de amianto para las instalaciones de electrólisis debido a la presión que han ejercido las multinacionales químicas.

Al margen de esa polémica, que ha sido bien recibida en el país productor de amianto como es Canadá, en el Estado francés, la Agencia de Seguridad Sanitaria y Medio Ambiente y el Trabajo (AFSSET) ha mostrado «la necesidad de revisar el reglamento para proteger a los trabajadores y la población del riesgo de cáncer del amianto».

Por último, el 10 de marzo se verá en Donostia un juicio de reclamación de responsabilidad por daños y perjuicios derivados de incumplimiento de la protección de los trabajadores. Ha sido interpuesto por la viuda e hijos del trabajador Felipe Sarriegi, que trabajó en CAF entre los años 1943 y 1980, que falleció en octubre de 2007.

 

Francisco castaño
Ex trabajador de La Naval

Al ser tratado de un cáncer de próstata le han detectado nódulos pulmonares derivados de la exposición al amianto durante su actividad laboral. En abril hará 68 años y reconoce que lo está pasando mal con ese diagnóstico médico.

«Tengo una bomba de relojería y temo que pueda estallar en cualquier momento»

¿Desde cuándo trabajó en los astilleros de La Naval?

Vinimos de Extremadura en 1966 y me prejubilé en 1995. Vinimos como corderitos del pueblo. Como se ganaba dinero, una hora, otra hora... Casi no salía de la Naval del trabajo que había. Pero -como le apunta su mujer- si llegamos a pensar que iba a pasar esto, nos lo hubiéramos pensado dos veces. Que a esta edad tengas un mal de estos, que no lo has buscado y que te des cuenta que nadie te informó del peligro ni puso las medidas adecuadas para evitarlo es horrible. ¿Por qué no nos dijeron a los trabajadores a qué peligro nos enfrentábamos? Así, cada uno habría sabido lo que hacer.

¿Qué hacía en el astillero de Sestao?

Entré de pintor con una contrata. Era lo peor que había. Dejé esa y entré en otra para montar los andamios de las gradas para la construcción de los barcos. Creo que sería entonces cuando cogí el amianto. Veíamos como cortaban planchas de amianto por encima nuestro, el polvo nos caía a nosotros. Nadie nos dijo del peligro que existía con el amianto. Creo que no lo quisieron decir y, al final, somos nosotros los que hemos sufrido trabajando y ahora después cuando estás jubilado.

¿Cómo se dio cuenta de que estaba afectado por el mineral cancerígeno?

El año pasado tenía un dolor en el costado izquierdo. Casi no podía respirar. Me llevaron al hospital de San Eloy. Me punzaron el pulmón y me extrajeron líquido, pero no me dieron ningún informe médico. Después me han operado de la próstata y es cuando se han detectado esos nódulos pulmonares derivados del amianto. Nos han dicho que después de veinte años sale. La realidad es que tienes una bomba de relojería alojada en tu cuerpo, que puede estallar en cualquier momento.

¿Qué le han dicho?

La verdad es que sicológicamente me siento mal. Está claro que los análisis que nos hacían en La Naval no servían para detectar este grave problema. Ahora el problema ya está aquí y tan sólo queda esperar a que no se reproduzca, pero nadie garantiza que no ocurra eso. No entiendo como puede ser que nadie nos dijera que estábamos en peligro.

J. BASTERRA

Manuel novo
ex trabajador de la naval

Vino de Lugo con 16 años a trabajar en Astilleros Españoles. Ahora tiene 61 años y tiene un derrame pleural debido al amianto. Explica que «nadie nos dijo nada del amianto» y reconoce que la presión sicológica «va conmigo».

«Estoy con la Espada de Damocles encima, siempre pagamos los mismos»

¿Cuándo supo que tenía el derrame pleural debido al amianto?

El año pasado me extrajeron líquido del pulmón. Me sentía agotado y me llevaron al médico. Estoy en el proceso ese de que hay algo, que tengo que tener revisiones periódicas. Nadie nos dijo ni en el Euskalduna ni en La Naval del riesgo que corríamos al tener contacto con el amianto.

¿Cuando se prejubiló?

Hace cuatro años. La verdad es que sicológicamente te afecta. Estás pendiente si ese problema va a más. Porque es cancerígeno. Los médicos me han dicho que se manifiesta entre los 20 y 30 años. También me han dicho que espere a ver si desaparece y me animan diciéndome que no me voy a morir. Pero, tengo amianto y...

¿En qué trabajaba?

Me dedicaba a desmantelar los barcos. Quitábamos las chapas del costado. Entrábamos por las cámaras acolchadas con planchas de amianto. Todo estaba forrado. Nadie nos advirtió del peligro del amianto, pero tampoco nos dieron ningún equipo de protección para evitar que pudiéramos tragar el polvo o lo que salía, porque además se colocaban en los extremos unos ventiladores.

¿Usted y sus compañeros no fueron conscientes del peligro?

Así es. Desconocíamos todos lo que era el amianto. La empresa, desde luego, se calló. Es cierto, además, que entonces están metido en el peligro, pero quien debió de informarnos de lo que ocurría no nos dijo nada. Es así de duro. Igual hoy existe otra sensibilidad a este tema, pero entonces nadie nos informo. Hay que darse cuenta que con 18 ó 20 años te metes donde sea para ganar dinero y para mantener el puesto de trabajo.

¿Qué piensa de todo esto?

Lo primero, te acojonas. Porque estás viviendo con una incertidumbre total. Tienes la Espada de Damocles encima . Estás en vilo, aunque el médico te diga que el 90% de los afectados se salvan. Lo que sí tengo claro que he estado toda la vida trabajando y cuando me he jubilado es cuando he empezado a sentirme mal. En definitiva, siempre pagamos los mismos las irresponsabilidades que cometen los empresarios.

J. BASTERRA

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