La Orquesta de Euskadi se encuentra estos días sumergida en la que es su primera gira por Italia. La noche del viernes, sin embargo, tenía la cita central de esta fase con su paso por el Auditorim di Milano. Tal y como explican responsables de la orquesta, ésta «superó con nota» este concierto central.

Asimismo, destacan la «gratísima respuesta» que recibieron por parte de un público que valoraron como «absolutamente entregado». Al menos, esta actitud se desprende de la satisfacción que mostró el nuevo director titular de la Orquesta, Andrés Orozco-Estrada.

La alegría mostrada por el director fue reseñable. De hecho, tal y como informaban desde la orquestó, aseguró entusiasmado que el «sonido redondo y compacto» es el fruto de la complicidad artística que se está generando entre los músicos y él mismo. Se puede suponer que su integración al frente de la orquesta avanza satisfactoriamente. Muestra de ello fue el concierto de Milán.

El concierto del viernes aunó con acierto música vasca y universal, contemporánea y clásica. El colofón a la noche, sin embargo, llegó con la interpretación de la «Amorosa» de Guridi. Como la respuesta del público fue una larga e intensa ovación, los miembros de la Orquesta optaron por ofrecerla una segunda vez. La interpretación de esta partitura «celestial, siempre conmovedora», según el director Orozco-Estrada, fue brillante y esa conmoción «se trasladó a un público que sintió una extraordinaria empatía con la Orquesta».

De hecho, fuentes de la Orquesta señalan que el auditorio quedó impresionado por su calidad, a pesar de que no es un grupo conocido para aquél público. La nota de prensa remitida por la Orquesta apunta que «incluso el crítico del diario L'Unitá Paolo Petazzi, acostumbrado a acudir a los conciertos de las mejores orquestas del mundo, se mostró maravillado con el sonido de la Orquesta».

Por otro lado, el concierto se abrió con la obra «Cuaderno de Viaje», de Antonio Lauzurika. Esta obra fue estrenada hace poco por la OSE y, tal y como su título indica, es un tema apropiado para su primera gira por Italia. Después sonó el Concierto para violín de Sibelius interpretado por la Orquesta junto a la violinista surcoreana Yura Lee. La largos aplausos que recibió le hicieron dejar una propina que dedicó a Bach. El programa se cerró con la Sinfonía nº1 de Brahms, pero aún tenían como sorpresa la interpretación de «Amorosa» como broche final a un gran concierto que, según señalan, «constituye un nuevo referente en la historia de la Orquesta de Euskadi.