El Iurbentia no acaba de carburar
El desfibrilador de Txus llega tarde para reanimar el corazón bilbaino
Los «play off» se alejan tras un mal partido ante el Cajasol. Un nefasto segundo cuarto de los de Vidorreta marcó el choque.
Koldo AKORDARREMENTERIA | GASTEIZ
A esta marcha Vidorreta va a tener que mandar a toda su plantilla a la escuela de entrenadores profesionales para que aumenten sus conocimientos sobre el deporte de la canasta, y remarcarles la primera lección del basket profesional: Los partidos se ganan -o pierden- desde el minuto uno de juego. Dejar el trabajo para el final nunca es un buen negocio. Acaba asfixiando al equipo y la incapacidad domina el juego colectivo. Ayer le volvió a suceder al Iurbentia Bilbao Basket.
El primer cuarto fue ya desequilibrado, aunque el afortunado acierto de los bilbainos desde la línea de 6,25 les mantuvo vivos en el marcador con un agraciado 29-29. Pero era cuestión de tiempo que cada uno ocupara su lugar correspondiente en el marcador. El flujo del balón era mas rápido entre los sevillanos y, además de un gran acierto de tres, Pedro Martínez tenía otro as bajo la manga. Puso a Andrés Miso -alero de posición natural- de base, y se emparejó en diversas ocasiones con Salgado en el poste bajo, sacando, obviamente, una gran ventaja de esas situaciones. La aparición estelar de Clay Tucker también colaboró en la sangría de un Iurbentia falto de garra, de chispa. El brutal parcial de 14-0 fue fiel espejo de lo que se veía sobre la cancha. 43-29 al descanso, y los bilbainos en muerte súbita.
El Cajasol estaba jugando su mejor partido del año, y los de Vidorreta no eran capaces de reaccionar. Por fin llegó el descanso -menos mal-, y el desfibrilador de Txus Vidorreta puso en marcha de nuevo las pulsaciones de sus aletargados jugadores.
Javi Salgado cogió las riendas del equipo, animó a sus compañeros e infundió confianza sobre ellos. La mejoría fue notable, sobre todo en defensa, donde los agujeros no eran tan grandes como en el primer tiempo. El bloqueo mental se teletransportó de Bilbo a Sevilla, y el Cajasol no era capaz de hilvanar jugada alguna. Los de Vidorreta se acercaron a 4, y la remontada se veía factible.
Tarde y mal
Hasta que apareció de nuevo Clay Tucker. El estadounidense volvió a ponerse on fire -enchufado-, y por si eso fuera poco, los árbitros pitaron falta técnica a Txus Vidorreta; situación que acabó por enterrar las opciones de los bilbainos. Al final, 80-66 y Bilbo con la lección bien aprendida: el trabajo tardío es muy desagradecido.
Txus Vidorreta compareció ante los medios con un visible gesto de preocupación por la derrota y no había muchas dudas sobre lo que pudiera comentar. El de Indautxu se lamentó por el parcial que los hispalenses abrieron al final del segundo cuarto. «Hasta ese momento el partido nos iba bien y hemos tenido incluso oportunidades de colocarnos otra vez en un tanteo igualado», comentaba el técnico. Pero de nuevo se lamentó por lo fácil que dejaron escapar el encuentro. «Cuando haces cinco minutos tan malos como los del segundo cuarto, es difícil remontar, sobre todo ante un equipo como Cajasol que está jugando ya a vida o muerte todas sus opciones», se quejó de nuevo.
El espectáculo de la vigesimoquinta jornada de la ACB llegó de la mano del partidazo que jugaron el Real Madrid y el Joventut. Los madrileños disputaron casi todo el encuentro con una ligera ventaja. Un gran Raúl López hizo jugar a sus compañeros a las mil maravillas, y aunque el DKV siguió intentándolo por todos los medios, sobre todo con el tiro exterior de Jasaitis y Ricky Rubio, los de Sito Alonso no conseguían ponerse por delante. Ni la antideportiva de Felipe Reyes a falta de 5 minutos para el final, hizo que la diferencia bajara demasiado.
El otro encuentro de la jornada enfrentaba al Unicaja y al Gran Canaria. Los isleños comandaron el marcador, pero un gran último cuarto de los malagueños puso el 91-78 final.
