GARA > Idatzia > Kirolak > Mendia

«Denis y yo hicimos la escalada invernal más rápida de la historia»

p042_f02.jpg

Simone MORO

Alpinista

El pasado 9 de febrero, la cordada formada por el kazajo Denis Urubko y el italiano Simone Moro hacía historia en el himalayismo invernal, tras conseguir la cima del Makalu (8.463 m). La quinta montaña más alta de la Tierra era hasta entonces el único ochomil nepalí virgen en invierno.

Andoni ARABAOLAZA

Simone Moro vuelve a hablar con GARA, esta vez sobre el éxito que cosecharon Denis Urubko y él en el Makalu.

En el 2005 ya subiste junto a Piotr Morawski el Shisha Pangma en invierno, y, además, en las dos últimas temporadas has realizado dos intentos al Broad Peak. ¿Cómo valoras o qué importancia le das ahora a la escalada del Makalu?

La primera escalada invernal del Makalu es el resultado de 40 expediciones, 10 de ellas en invierno, a diferentes montañas del mundo. Kristof Wielicki afirma que una ascensión invernal no es más que una lotería. Las posibilidades de éxito rondan por el 15%. Por todo ello, tras hacer cima en el Makalu, me siento muy feliz, ya que era una empresa muy difícil.

Cómo no, también estoy muy orgulloso de los dos intentos anteriores al Broad Peak. Muchos alpinistas no imaginan lo que significa pasar unos tres meses intentando una montaña de esas características, tal y como me ha sucedido en el Broad Peak. Para mí, fueron dos experiencias muy duras, tan duras como si no hubiera conseguido la cima del Makalu. La aventura y la exploración también existen aunque no se consiga el objetivo de hacer cima; es decir, el éxito. Por eso, no tengo duda de que los intentos al Broad Peak han sido muy importantes, y eso que no logré la cima.

Estoy muy orgulloso de ser el único alpinista vivo que ha logrado dos ochomiles en invierno, en la verdadera temporada de invierno. Siempre he respetado el calendario oficial de fechas, y nunca he iniciado una expedición antes del 21 de diciembre. Kukuczka y Wielicki han sido mis mentores, y estoy muy contento por haber seguido sus pasos y haber conseguido resultados; he aprendido mucho de ellos.

Uno de los aspectos que más nos ha llamado la atención es que sólo habéis necesitado 17 días para subir el Makalu. No es nada normal.

No, por supuesto que no es nada normal. Denis y yo hemos realizado la ascensión invernal más rápida de la historia. Este es el mensaje que le lanzo a la persona que nunca creyó en mí y que critica mi alpinismo. Creo que es el momento para cerrar la boca a más de uno y que se empieze a criticar a otros.

Aparte de subir muy rápido, también es de remarcar el estilo que utilizasteis: ligero y alpino. Está más que claro que disteis en la diana.

No tengo duda en afirmar que tanto Denis como yo estamos muy satisfechos de nuestra ascensión. No solamente porque conseguimos la cima, sino también por el estilo que utilizamos para lograr nuestro objetivo.

Nuestro equipo, excepto el trágico intento que realizó en solitario Jean Christophe Lafaille, ha sido el más pequeño de todos los que han intentado el Makalu, y el primero que ha logrado la cima en invierno. Este es un gran cambio de estilos anteriores.

En la crónica que escribimos de vuestra ascensión, dábamos algunos datos de las condiciones en la que escalasteis el Makalu. Condiciones extremas invernales como el viento (rachas de hasta 120 km/h), el frío (temperaturas de -40º), las contínuas tormentas... En los dos intentos anteriores al Broad Peak también tuvisteis que soportar las embestidas del crudo invierno, pero en este caso, en el del Makalu, hicisteis cima. En esta última expedición, ¿qué fue lo más difícil de la escalada? ¿Qué diferencias, si las ha habido, os habéis encontrado en ambos ochomiles?

Antes de nada, tengo que afirmar que el viento fue seguramente el aspecto más duro y difícil de nuestra escalada y estancia en el Makalu. El día de cumbre, por ejemplo, la velocidad del viento era de 100 km/h. ¡Fue terrible y peligroso! El frío se colaba hasta los huesos.

En el Broad Peak estuve solo. No fallé, simplemente decidí darme media vuelta cuando estaba a 7.840 metros de altura. Ya era tarde y quería evitar un posible vivac. Muchas personas olvidan este detalle. Estuve solo durante casi tres meses. Los dos alpinistas paquistaníes que iban conmigo a cima se dieron mucho antes la vuelta; yo seguí solo hasta los 7.840 metros. Estuve a 207 metros de la cima. No hizo más viento o frío que en el Makalu. No era cuestión de condiciones, sino que andaba tarde. Perdí tiempo en cruzar grietas y en encontrar el camino del collado.

¿Una de las claves del éxito ha sido tener a Urubko al lado?

El equipo. Hubiéramos podido escalar cualquier cara; sólo era una cuestión de que la meteo nos respetara. Estaba con la persona adecuada, en el año adecuado y en perfecto estado físico y mental. Sabía que íbamos a tener éxito. Ya el día de cima intuía que lo conseguríamos y que bajaríamos sin problemas.

Ahora quedan los 5 del Karakorum.

Es hora de empezar con esas aventuras. Seguramente me tomaré un invierno de descanso. Volveré en el 2011. Espero que alguien vaya antes.

«Me pregunto si un ochomil del Karakorum es verdaderamente escalable en invierno»

Esa es una de las reflexiones que el polaco Artur Hajzer se hacía una vez tomada la decisión de abandonar su escalada al Broad Peak. Pues como a otras expediciones anteriores, la del trío formado por el canadiense Don Bowie, el polaco Robert Szymcazk y el propio Hajzer no ha podido con este ochomil del Karakorum en invierno. Para el 23 de diciembre, los expedicionarios se encontraban en el campo base. Junto a ellos, también trabajarían en la montaña cuatro cualificados alpinistas paquistaníes: Qudrat Alí (compañero de Moro en la temporada pasada en la misma montaña), Muhammad Alí (presente en la oeste del K2 conseguida por los rusos), Amin Ullah (con Nanga Parbat y G2 en el bolsillo) y Muhammad Taqi (con Broad Peak). La aventura comenzó bastante bien, y es que 4 días más tarde ya estaban a 5.700 metros (C1) . Para el último día de 2008 llegaban a 6.300 metros (C2) , y el 7 de enero dejaban material a 7.000 metros (C3). Intentan subir un poco más ese campo, pero el mal tiempo les echa atrás.

A partir de ahí, les llega el verdadero invierno con tormentas que duraron unos 10 días. Todo es un caos: vientos de más de 100 km/h, tiendas destrozadas, frío extremo (-35º)... Tras varios intentos con malas condiciones, los expedicionarios apuestan por la última carta el 17 de febrero.

Entre que el tiempo no ayudaba nada, entre que llevaban más de dos meses en la montaña, entre que varios expedicionarios sufrieron congelaciones... no pudo ser. El Broad Peak deberá esperar una temporada más.

«Nos retiramos porque ya no podíamos hacer nada más. Nos sentimos duramente golpeados por la montaña y agotados tanto física como mentalmente. No sé si no estamos ante un reto imposible, lo de escalar los ochomiles del Karakorum en invierno. No era una experiencia nueva intentar en esta estación este tipo de montañas. Pero en esta ocasión me ha parecido imposible. Mis compatriotas lo han intentado durante veinte años. Nuestra expedición ha pasado más de dos meses en la montaña y no lo hemos conseguido», afirma Hajzer.

Como señala el propio alpinista polaco, se han llevado un buen varapalo, y es que el invierno en el Karakorum sigue siendo muy extremo sobre todo de cara a subir sus ochomiles. Todavía quedan 5 de esos grandes sin cima invernal.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo