Mertxe AIZPURUA | Periodista
Televisión sin fronteras
Si creía usted haber visto todas las memeces posibles en un reality show televisivo, se equivocó o, simplemente, olvidó que el mundo es un parque temático lleno de posibilidades. Una cadena de televisión española anuncia la emisión de un programa en el que los concursantes convivirán con tres tribus primitivas de África y Asia, sin intérprete ni ayuda externa, y en las mismas condiciones que sus anfitriones; o sea, sin electricidad, ni agua caliente ni un colchón en la choza. Bien. Empiece a imaginar y no pare, porque algunos van más rápido. Como segunda parte, plantean traer a varios de aquellos nativos a la civilización occidental para que repitan experiencia de supervivencia.
Dirán que es una forma de acercamiento a estas tribus, un intercambio cultural y que gracias al programa el mundo conocerá la realidad de los pigmeos y mucho más. Y a más de un neohippy con tomates en la ventana de su apartamento-tipo-loft le parecerá estupendo. Encontrarán al buen salvaje de Rousseau y nos lo servirán como decorado exótico de la basura emocional de Occidente, ésa que lleva a intervenir en ecosistemas ajenos, frágiles en su desprotección, para que unos opulentos concursantes europeos jueguen a europeos a la conquista del tesoro del dinero que las tribus en taparrabos desconocen. El primer mundo traspasa todos los límites mientras levanta muros infranqueables para los desposeídos. Sólo queda confiar en que el previsible éxito de este nuevo programa televisivo cree la necesidad de subir más y más el grado de espectáculo y que la siguiente edición se ruede en una auténtica tribu caníbal. Y que inviten a una fiesta con puchero al autor de la idea y le coloquen un huesito en la cabellera. Como detalle.