La crisis política en Madagascar se complica día a día. Ayer, el líder de la oposición y ex alcalde de Antananarivo, Andry Rajoelina, que ha permanecido una semana escondido, apareció ante miles de seguidores en la plaza más emblemática de la capital para dar un ultimátum al presidente, Marc Ravolamanana, a quien acusa de abusar de sus competencias. Haciendo el signo de la «V» de victoria, asumió todos los poderes presidenciales y militares e instó a Ravolamanana a dejar el cargo en un plazo de cuatro horas.

«Las manos de Rajoelina están limpias y no pretendo matarle. No quiero mandar tanques y soldados. Sólo hay una única demanda y esa es la salida de Ravolamanana», insistió. El viernes por la mañana, soldados amotinados sacaron a las calles de Antananarivo sus tanques con el fin de «devolver el orden» al país, donde en las últimas semanas han muerto alrededor de 135 personas.

En respuesta a estas declaraciones y una hora después de cumplirse el ultimátum, el todavía presidente compareció públicamente para reafirmar su legitimidad. «Por supuesto que soy el presidente. Y no voy a dimitir», aseguró.

Uno de sus seguidores, Alain Rakotonoily consideró que su hipotética dimisión no resolverá la situación. «Ahora, debemos vigilar al Ejército. Pasaremos aquí la noche para proteger al presidente», manifestó ante el palacio presidencial.

Un portavoz de Rajoelina indicó bajo anonimato que, pese a haber concluido el ultimátum, aún esperan que Ravalomanana deje el cargo. «Si decide irse, esperaremos su llamada antes de dirigirnos al palacio para un traspaso de poderes democrático. Si no recibimos la llamada, algo va a pasar»

La oposición ocupó ayer la sede oficial del primer ministro. «La autoridad de transición asume de ahora en adelante los poderes conferidos al presidente», afirmó el autoproclamado primer ministro, Monja Roindefo.

Un colaborador de Ravalomanana restó importancia a la situación alegando que no pasa de ser «una protesta callejera».