La derrota ante el Real Madrid hay que cogerla con alfileres, porque el Athletic jugó 45 minutos con diez y el equipo madrileño 90 con doce. Pero, formas al margen, la de ayer se convirtió en la sexta j0rnada consecutiva que saldan los rojiblancos sin conocer la victoria. Seis partidos en los que apenas han podido sumar dos puntos. El Athletic es, de hecho, el segundo peor equipo de la Liga en lo que llevamos de segunda vuelta, lo que le ha llevado de codearse con los aspirantes a posiciones europeas, a volver a mirar de reojo los puestos de descenso, de los que, a la conclusión de esta jornada puede quedar muy cerquita. Son muchas las circunstancias que han desembocado en esta mala racha. Hubo rivales asequibles hace algunas semanas, pero el desgaste físico y mental de la Copa se cobró su factura; están llegando ahora los gallos de la clasificación, ante los que se encarecen aún más los puntos. Afortunadamente -y por muy repelentes que suenen los refranes, algo de cierto suelen tener-, no hay mal que cien años dure. Al Athletic le resta la última etapa de su Everest liguero, la próxima semana en El Madrigal; a partir de ahí, y al menos hasta que regresen las emociones coperas, decrecerán las exigencias físicas y la entidad de los rivales. Habrá que confiar en que los rojiblancos lo aprovechen para solventar su temporada, sumando los puntos que le restan para vivir con tranquilidad una recta final de la campaña con otros intereses bien diferentes de los apuros ligueros.