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La cuestión kosovar lleva al Gobierno español a perder las formas con sus aliados

La percepción en Occidente de que «Spain is different» está recobrando enteros al hilo de la cuestión kosovar. Su declaración de independencia ha llevado a Madrid a desmarcarse de la UE y a anunciar, ahora, una retirada que ha irritado, en fondo y forma, a EEUU y a la OTAN.
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La ministra española de Defensa, Carme Chacón, insistió ayer en que retirará el grueso de las tropas en Kosovo (620 soldados) antes de setiembre y trató de atajar informaciones de prensa asegurando que se trata de una decisión «firme» y «de todo» el Gobierno de Zapatero.

Chacón hizo el anuncio el pasado jueves en una visita a las tropas en Istok, provocando un gran malestar tanto en la Administración Obama como en las estructuras de la OTAN.

Estas críticas provocaron una intensa reacción diplomática por parte española y una catarata de mensajes tranquilizadores e incluso contradictorios por parte de la Moncloa que no han hecho sino profundizar en la percepción de que el Ejecutivo Zapatero habría errado como poco en la elección del momento para hacer el anuncio.

Hace un año no, ahora sí

El anuncio de retirada tiene lugar en vísperas del encuentro Obama-Zapatero con motivo de la cumbre de la OTAN de principios de abril, presentado por Madrid como la puesta de largo de una nueva relación con EEUU tras las tiranteces de la era Bush.

El Ejecutivo del PSOE justifica la retirada de su contingente en el hecho de que el Estado español no reconoce el proceso a la independencia de Kosovo.

Tampoco lo reconoció hace un año, aunque entonces el Gobierno Zapatero aseguraba no ver contradicción alguna en su presencia militar en un nuevo Estado al que se niega a reconocer oficialmente.

22 de los 27 países de la Unión, entre ellos los que conforman el núcleo duro comunitario, han reconocido a Kosovo.

El español lidera el grupo de cinco estados enrocados en el no, y en el que se incluyen los paneslavos Grecia, Rumanía y Eslovaquia, además de Chipre, traumatizada por la segregación en dos partes de la isla.

El Gobierno español ha dado a conocer su decisión en vísperas de que hoy se conmemore el décimo aniversario de los bombardeos contra Serbia por parte de la OTAN, que desembocaron en la retirada serbia de Kosovo.

Hace escasos días, el presidente español recibió en la Moncloa a su homólogo serbio, Boris Tadic, a quien ratificó la posición española contraria a la independencia de Kosovo y ofreció una relación privilegiada para patrocinar su acercamiento a la UE.

Kosovo se ha convertido en una fijación para el Estado español, incapaz de ocultar su temor de que esta cuestión pudiera ser evocada como precedente para naciones sin Estado como Euskal Herria o Països Catalans.

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La independencia de Kosovo y la segregación en verano de Abjasia y Osetia del Sur han resucitado los viejos fantasmas de los que tienen por eje central «la unidad de España»

crisis

No falta quien apunta a que Madrid trata así de aliviar las cargas de unos compromisos militares que chirrían en pleno azote de la crisis global, crítica en el caso español.

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