CRÓNICA Teatro desde Polonia
El Premio Europa de Teatro repasa la obra de Krystian Lupa
La ciudad polaca de wroclaw es una referencia teatral universal porque aquí se fundó, hace justo cincuenta años, el teatro laboratorio de jerzy grotowski, y esta ciudad ha sido elegida como sede de los actos del tercer premio europa de teatro.
Carlos GIL
El Premio Europa de Teatro se celebra del 31 de marzo hasta el 5 de abril en Wroclaw (Polonia), precisamente porque la UNESCO ha declarado este 2009 como año Grotowski. El premio que conceden cerca de trescientos críticos y gentes de teatro europeos ha recaído en el polaco Krystian Lupa y durante estos días se está haciendo un repaso a algunas de sus obras. Se han producido encuentros multitudinarios en charlas y conferencias y se ha estudiado su trayectoria con libros y exposiciones.
Además, se dan también los undécimos premios Europa para Nuevas Realidades Escénicas, que han correspondido a Rodrigo García, Pippo Delbono, Guy Cassieres, Árpád Schilling y François Tanguy-Théâtre du Radeau. También se producen con estos nuevos creadores encuentros, exhibiciones de sus obras y performances. Más de doscientos invitados de la prensa europea están acreditados en este evento que, además de para las actividades del programa, nos ha servido para descubrir una bella ciudad en donde hay numerosos teatros y salas preparadas para la exhibición del teatro contemporáneo en sus formatos más vanguardistas.
La primera obra programada del director polaco Krystian Lupa, basada en la figura y el mundo que rodeaba a Andy Warhol, «Factory 2», duró ocho horas ininterrumpidas, en polaco y con traducción simultánea al inglés. El segundo trabajo, el que nosotros presenciamos, «Prezydentki» (Las presidentas), tuvo una puesta en escena muy descarna, vitalista y sin concesiones de la obra del austriaco Werner Schwab, editada en español por Hiru, en donde tres mujeres se enfrentan a su triste realidad encerradas en una sala de estar, con sus deseos más íntimos saliendo por la piel. Un trío de actrices muy potente, un espacio escénico muy realista y una apuesta de dirección basada en el texto llevado a sus últimas consecuencias en cuanto a su verbalización y carnalización. Los cien minutos de polaco se sobrellevaron gracias a las cualidades escénicas.
Previamente a la función se había producido el encuentro público con Lupa, entrevistado frente a un entregado auditorio repleto por alguno de sus exegetas, y que dejó claro sus intenciones y obsesiones. Lo mismo sucedió con Rodrigo García que estuvo toda la mañana de ayer rodeado por Antonio Fernández Llera y Carlos Marquerie, bombardeado a preguntas, alabado, analizado y ensalzado frente a una sala abarrotada de críticos y jóvenes que escucharon las definiciones de sus intenciones artísticas de una manera nítida.
La primera obra que se presentó de García fue «Accidens» (Matar para comer) y lo primero que supimos por la organización es que debido a algunas denuncias, la actuación no estaba anunciada como una representación teatral, sino como un acto gastronómico, debido a que la cocción de un bogavante vivo, es considerada por algunas instituciones algo que no se puede permitir. En la función una persona del público acudió en medio de la representación a salvar el bogavante de su cocción y se produjo un enfrentamiento con el director. Al final se pudo concluir la representación.
Con jóvenes actores polacos, y fruto de un taller de pocos días dado por García, se ofreció un trabajo de veinte minutos titulado «Perro», que parte de algunos textos de «Jardinería humana» que se dijeron en polaco y que fueron un apunte de las características de su estilo y estética. Como siempre, problemas para ubicar a todos cuantos quieren ver estos trabajos, y eso que la organización ha decidido duplicar y hasta triplicar las representaciones de algunos de los espectáculos para dar acogida a toda la demanda.