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Tour de Flandes

Devolder repite exhibición y victoria ante su público

El buen trabajo de Quick Step reporta al equipo belga su cuarta victoria en los cinco últimos años.

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Amaia U. LASAGABASTER | EIBAR

A Stijn Devolder le debe entrar la risa cuando oye decir lo difícil que resulta ser profeta en tierra natal. A punto de cumplir 30 años, el flamenco no puede presumir de un palmarés extenso, pero sí de dos perlas de extraordinario valor, conseguidas ambas en casa: las dos últimas ediciones del Tour de Flandes.

Dos triunfos con más de un nexo en común. Como la exhibición de Devolder que ayer, como hace un año, voló en los últimos kilómetros, en una demostración de poderío, para plantarse en solitario en Meerbecke. Pero también el trabajo de su equipo, en el que Sylvain Chavanel, en un extraordinario momento de forma, o sobre todo Tom Boonen, por segundo año consecutivo, supieron supeditar sus intereses personales al éxito de un compañero. No hubo el más mínimo atisbo de pelea de gallos en Quick Step, que se adjudicaba de esta manera su cuarto Tour de Flandes en los últimos cinco años (se lo adjudicó Tom Boonen en 2005 y 2006 y Devolder ha seguido ahora el mismo camino).

Era el equipo a batir, más aún con Fabian Cancellara y Alessandro Ballan fuera de combate, y no perdonó. Sus principales rivales en línea de salida apenas pudieron hacer sombra a la escuadra belga, pese a que Heinrich Haussler -segundo larguerazo tras el de San Remo- y Philippe Gilbert consiguieron, al menos, pisar el podio, mientras Filippo Pozzato protagonizaba junto a Tom Boonen un bonito duelo durante buena parte de la prueba.

Sol y movimientos

Aletargados, quizá, por el inhabitual calor con el que se desarrolló la carrera, a los corredores les costó ponerse en acción. Hubo que esperar prácticamente hasta mitad del recorrido para que cuajase una escapada solvente, que acabó dejando a Aleksandr Kuschynski y Wim de Vocht en cabeza, cuando el pelotón empezaba a medir sus fuerzas con el ascenso a Molenberg, la primera dificultad de la jornada. Fue en el Paterberg, sin embargo, donde empezaron los movimientos de trascendencia, al saltar de un pelotón comandado por Cervélo y Quick Step otra avanzadilla, ya con nombres tan interesantes de por medio como los de Sylvain Chavanel o Leif Hoste.

La jornada empezaba a decidirse y reyes, alfiles y peones se batían a lo largo de la carrera. En el pelotón, Tom Boonen y Filipo Pozzato atacaban y contraatacaban; pocos kilómetros por delante, los esfuerzos se centraban en reducir el grupo de cabeza, que acabó compuesto por Chavanel, Hoste y Manuel Quinziato. Podía ser la escapada definitiva, pero a Quick Step no le bastaba y envió a sus otros dos líderes a la guerra, con suerte dispar: Boonen acabó sacrificándose ante el omnipresente marcaje de Pozzato, mientras Devolder, fortísimo, no sólo atrapaba a los fugados, sino que les dejaba de rueda, con un ataque durísimo en el tramo más complicado del Grammont.

La contrarreloj final del flamenco, con Chavanel y Boonen controlando los grupos perseguidores, no sirivió sino para aumentar las diferencias, que permitían a Devolder concluir los 261 kilómetros de recorrido con casi un minuto de ventaja sobre el pelotón.

LEONES

Con sus dos triunfos, Devolder se acerca a los cuatro «leones de Flandes»: Buysse, Magni, Leman y Museew. Todos ellos consiguieron adjudicarse la prueba en tres ocasiones.

CAÍDA DE TXENTE

Txente García se vio involucrado en una de las caídas de la jornada. El navarro tuvo que abandonar la prueba y fue trasladado a un hospital, con una posible fractura de muñeca.

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