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Maite Ubiria Periodista

Proyecto de ley Hadopi: de la doble pena a la doble vuelta

La Pascua le han hecho a Sarkozy sus camaradas de la UMP al no acudir a votar el proyecto de ley por el que el Gobierno francés quiere situarse en la vanguardia de la caza del internauta.

El proyecto Hadopi, que ha provocado una auténtica tormenta en la red y una amonestación europea, se ha topado con las prisas de sus señorías por partir de vacaciones. ¿Una imperiosa necesidad de descanso o un boicot soterrado?

A Sarkozy, el mismo que prometió acudir a la apertura del debate general en las Antillas pero que, según las últimas noticias, hará mutis por el foro, esa actitud le ha provocado un ataque de ira y ha leído la cartilla como se merecen a los responsables del desaguisado.

A la espera de saber quién paga los platos rotos, hemos pasado del propósito de aplicar una «doble pena» a los internautas que hagan descargas «ilegales» a una segunda vuelta parlamentaria en la tramitación del proyecto Hadopi. En ese viaje, la UMP y el PS han puesto al descubierto sus propias miserias.

La UMP y Hadopi colaron la ley sobre internet en el arranque del mandato de Sarkozy. ¿Se acuerdan? En aquellos tiempos tan añorados por el marido de Carla Bruni, la exultante derecha se rodeaba de ex socialistas y promovía acuerdos de todo tipo. Los del PS, aquejados de una crisis intestinal crónica acelerada por el apagón electoral de Royal, cayeron en el embrujo. Y apoyaron la iniciativa contra la «piratería» en internet.

A partir de entonces, la UMP empezó su viraje. Procedió al retoque de los contenidos de un proyecto de ley en el que no sólo se amenaza ya al internauta díscolo con privarle de conexión, sino que también se le exige que siga pagando la factura cuando se convierta en un navegante varado fuera de la red.

Y, a lo dicho, donde se anunciaba una iniciativa para proteger la propiedad cultural -la creación es un concepto bastante más rico y quizás menos mercantilizado- aparece hoy una nueva herramienta coercitiva.

La apisonadora parlamentaria de la derecha sacará, seguro, la pata. Pero los zapatos de diseño de sus señorías han quedado embarrados. En cuanto al PS, su oportunista cambio de bando provoca más desconfianza que el peor virus informático.

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