El martes 14 de abril se cumplieron siete años de que 5.445 zornotzarras -el 43% del censo de la localidad- participaran en la consulta promovida por la plataforma ciudadana Zornotza Bizirik. De ellos, 5.392 -el 98,3% de los votos emitidos- se posicionaron en contra de la central térmica de Boroa. Por tal motivo, un grupo de vecinos se concentró ayer para insistir en que se atienda la voluntad popular y, en consecuencia, se clausure esta planta de ciclo combinado.

Tras una pancarta con el lema «Herriaren hitza errespetatu. Termika gelditu!», los concentrados manifestaron que no se cansarán de reivindicar «que se cumpla el referéndum, aunque pasen los años, porque creemos que es un derecho irrenunciable para el pueblo de Zornotza».

Tras denunciar la actitud del PNV, a quien acusaron de negarles el derecho a decidir sobre la planta de Bizkaia Energía y luego reivindicar la consulta de Ibarretxe que olvidararon antes de las elecciones autonómicas, dijeron no esperar un cambio en la postura del Ejecutivo de Lakua de la mano del PSE. «Colaboraron en dicha imposición y, hoy en día, juntos -en referencia a los jeltzales- no respetan la decisión de numerosos pueblos contra el TAV, expresada en otros tantos referéndum».

Desde Zornotza Bizirik defendieron las energías renovables, haciendo suya una reflexión del prestigioso economista y gran conocedor del mundo energético Jeremi Rifkin, presidente de la Foundation on Economic Trens, que apuesta por ellas para hacer frente a la escasez de petróleo y gas, que consume Boroa. «Gracias a las energías renovables, la energía no estará en manos de élites sino al alcance de todos», apuntaron.

A nivel local, mantienen su trabajo para conseguir que la calidad del aire que respiran los zornotzarras sea mejor. Argumentan que las mediciones constatan que ahora es «mala», principalmente por la presencia, «en porcentajes inadmisibles», de partículas en suspensión (PM10), óxidos de nitrógeno y ozono troposférico, en los meses de verano.

Estimaron que son preocupantes los datos que aportan las mediciones oficiales, a pesar de que Zornotza Bizirik considera que «son poco imparciales y fiables». «Exigimos una calidad normal del aire porque creemos que, como mínimo, tenemos derecho a la salud», reivindicaron ayer de nuevo.