GARA > Idatzia > Kirolak > Futbola

Anecdotario sobre la costumbre de los futbolistas de intercambiarse la camiseta

Hoy suele ser habitual que los futbolistas intercambien camisetas con el rival o que incluso las lancen a sus seguidores. Pero en algún momento de la historia del fútbol comenzó una costumbre que popularizaron dos mitos del balompié, Pelé y Bobby Moore.

p045_f01_44388.jpg

FIFA.COM

A Graeme Murty no le hablen del 19 de enero de 2008. Fue una jornada de pesadilla para el escocés. No tanto por la derrota que su club, el Reading, concedió al Manchester United, sino porque le robaron la camiseta que le había dado Cristiano Ronaldo. «Me fui a la ducha y, cuando regresé, había desaparecido. Jugadores, chavales, directivos... Tengo una lista completa de sospechosos. No le va a hacer gracia al culpable si lo encuentro», espetó. Sus compañeros se pusieron a buscar la prenda fantasma. El delantero Kevin Doyle se la imaginó ya en las subastas: «Seguro que se la ha llevado algún chaval. Si yo fuera Graeme, miraría a ver si la ponen en venta en Internet dentro de un par de días». No fue hasta unas horas más tarde, a la salida de un bar, que el irlandés Stephen Hunt puso fin a la broma y le devolvió el precioso tesoro a su capitán.

Desde hace más de 50 años, los intercambios de camiseta se han convertido en moneda corriente en los campos de fútbol. El 2 de mayo de 1962, el Benfica portugués se adjudicó su segunda Copa de Europa consecutiva al vencer al Real Madrid en el Estadio Olímpico de Amsterdam (5-3). El autor de los dos últimos goles de su equipo, el joven Eusebio, fue portado a hombros por sus seguidores. Pero la ``Pantera Negra'', lejos de abandonarse al rapto del momento, tenía la atención puesta en otra parte: «Yo me había metido la camiseta de Di Stéfano en los pantalones y tenía miedo de que alguien me la quitara».

Si todo acabó bien para el oriundo de Mozambique, Leigh Walker no tuvo la misma suerte. El 24 de enero de 2004, el Scarborough, un pequeño club de aficionados de la quinta división inglesa, cayó en casa frente al Chelsea en la Copa de Inglaterra. Tras el pitido final, los dos guardametas intercambiaron sus camisetas, y Carlo Cudicini estampó en la suya una simpática dedicatoria: «Para Leigh, mis mejores deseos para esta temporada». El problema sobrevino cuando Walker llegó a casa. Su madre, con la mejor voluntad porque la prenda estaba cubierta de barro, decidió, contra la recomendación de su hijo, lavarla antes de enmarcarla. Aunque Leigh ya se lo ha perdonado, su madre ha tardado mucho tiempo en dejar de lamentarse: «Me propongo escribir yo misma a Carlo para pedirle una nueva dedicatoria».

Pelé no ganaba para camisetas

El campeonato estadounidense está colmado de reliquias únicas. Sobre todo de 1975 a 1977 cuando, después de 18 años en el Santos, Pelé decidió ir a jugar a Nueva York. Las pasiones que desató fueron tales que el Cosmos se vio obligado a distribuir una camiseta suya a cada uno de los adversarios del ``Rey''. Gordon Bradley, uno de los entrenadores del club, comentaba: «Pelé era Pelé. Era toda una atracción. A veces teníamos que proveer entre 25 y 30 camisetas por partido. Sin ellas, nos habría costado salir vivos del estadio».

Fueron justamente el ídolo brasileño y Bobby Moore quienes popularizaron este gesto el 7 de junio de 1970 durante un encuentro de la Copa Mundial de la FIFA. Pero el primer trueque de uniformes había tenido lugar 39 años antes. El 14 de mayo de 1931, los franceses solicitaron conservar las blusas de los ingleses como recuerdo de un éxito histórico en Colombes (5-2). La costumbre no se extendió, sin embargo, hasta la Copa Mundial de Suiza 1954.

Desde entonces, a imagen de Jeff Agoos, algunos futbolistas han empezado a coleccionar estas prendas. El internacional de Estados Unidos acumuló cerca de 400 durante sus 14 años de carrera como profesional. El boliviano Marco Etcheverry coincide con el estadounidense: «Es un gesto que debe considerarse como una señal de respeto hacia el jugador y su equipo».

Lo más sorprendente es que algunos se muestren contrarios a esta práctica, como por ejemplo el irlandés Roy Keane, que fuera capitán del Manchester United y jugador de enorme genio: «No recuerdo haber pedido intercambiar la camiseta en ningún club. Es más ridículo, si cabe, cuando eres un jugador con experiencia». Como si los futbolistas profesionales hubieran perdido sus miradas de niño...

 
Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo