Los participantes en la Conferencia de la ONU contra el Racismo, denominada Durban II, aprobaron ayer en Ginebra por aclamación la declaración final.

El texto debía ser inicialmente sometido a votación el viernes, último día de la votación, pero los diplomáticos decidieron adelantar la votación al día siguiente de la polémica desatadas por las palabras del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, que calificó a Israel de estado racista.

«Los diplomáticos han decidido acelerar el proceso para impedir la tentación de que otros países se sumen a la desbandada iniciada el lunes», explicó un diplomático sudamericano que mantuvo oculta su identidad.

«Existía el temor de que otros países se retirasen, pero ha habido una voluntad de todos los países de decir a la comunidad internacional que no queríamos que nadie desviase la conferencia de su objetivo original», reconoció el embajador egipcio, Hisham Badr.

Chequia, que ocupa la Presidencia de turno de la UE, se marchó ayer de Ginebra tras el discurso de Ahmadineyad, sumándose a la postura adoptada previamente por Israel, EEUU, Australia, Canadá, Alemania, Italia, Países Bajos y Polonia.

Sin embargo, un diplomático europeo aseguró a France Presse que la decisión de aprobar la declaración el segundo día de la conferencia «no tiene nada que ver con los patinazos del presidente iraní».

Declaración vacía

El texto aprobado ayer en Ginebra ha sido despojado de todos los elementos que pudieran resultar polémicos. Así, se han eliminado las referencias al carácter racista de Israel y a la difamación de las religiones, consideradas como «líneas rojas que no se podían sobrepasar» por la UE.

El párrafo que hace referencia a la memoria del Holocausto cometido por los nazis se ha mantenido, pese a la propuesta iraní de eliminarlo.

Asimismo, en Ginebra se reafirmó el programa adoptado en Durban en 2001, que EEUU se negó a adoptar por su adhesión a la política de Israel.

El programa de Durban incluye dos párrafos sobre Palestina que Washington rechaza. Uno de ellos señala que «el pueblo palestino vive bajo la ocupación extranjera» y que está considerado como «una víctima del racismo» israelí.

La Alta Comisaria de la ONU para los Derechos Humanos, Navanethem Pillay, subrayó la importancia de que 189 estados hayan suscrito unánimemente el documento y destacó que su aprobación era una respuesta al «discurso antisemita» pronunciado el lunes por Ahmadineyad.