LAB, ELA, CCOO y UGT situaron la incidencia de la huelga en los comedores escolares de gestión directa en más del 90%, mientras que el Departamento de Educación del Gobierno de Lakua indicó que afectó al 65% de los comedores escolares, por encima del 60% de la primera huelga del pasado martes, y admitió que el paro de las 3.600 trabajadoras del sector dejó sin atender a 56.917 alumnos.

Gotzone Etxebarria, responsable de LAB en los comedores escolares, agradeció a las asociaciones de padres, incluso a las direcciones de los centros escolares, «por su comprensión».

¿Qué van a hacer después de este seguimiento casi total de la huelga durante dos jornadas?

La patronal tiene que entender que quien tiene poco que perder, poco miedo tiene. Estamos dispuestas a seguir con nuestras movilizaciones, porque creemos que debemos de mejorar el servicio de comedores y también la calidad en que se presta. La patronal, formada por Auzo-Lagun, Eurest, Cocina Central Goñi, Cocina Central Magui, Gastronomía Baska, Gastronomía Baska, Gastronomía Cantábrica y Tamar Las Arenas, tiene que entender que estamos dispuestas a llegar hasta el final.

Piden un convenio digno

Somos un colectivo de mujeres importante de casi 3.600 trabajadoras con condiciones precarias, aunque la patronal haya intentado hacer creer que no es así. La patronal tiene la obligación de sentarse a negociar y no estar sólo sentada, como lo ha hecho durante seis meses. Eso no es una negociación, sino una manera de vernos las caras. La pelota está en su tejado. Son parte del conflicto y entendemos que deben negociar.

¿Qué reclaman?

Mantenemos las mismas reivindicaciones que al comienzo de la negociación. Queremos una equiparación total con el personal laboral dependiente del Gobierno de Lakua, el mismo trabajo y las mismas condiciones.

¿Qué diferencias tienen en este momento?

El salario está un 5% por debajo, pero en condiciones de trabajo estamos muy por debajo. Tanto en prestaciones por incapacidad temporal, licencias y permisos, salud laboral o contrato de relevo. No exijimos sólo más dinero, sino más trabajo, ya que es necesario para el buen funcionamiento de los comedores. Para que la gente se haga una idea, una trabajadora por dos horas a la semana cobra 345 euros. Estamos sujetas al calendario escolar y son contratos fijos discontinuos, en verano vamos al paro. Es precariedad.

¿De qué jornada hablamos?

Queremos tener la misma consideración que las trabajadoras del Departamento de Educación: a un mismo trabajo, las mismas condiciones. Queremos que las jornadas semanales no sean inferiores a 10 horas, porque ahora hacemos menos de 4,5 horas, pero también que haya una coordinación entre escuela y colectivo de monitores. El horario del comedor es un espacio educativo. El monitor entra en su horario cuando el niño sale a comer de clase. Cuando vuelve, se ha terminado la jornada, si hay que hablar con los padres o hacer informes siempre es fuera de la jornada.

¿Ocurre esto porque se ha privatizado el servicio?

Estos conflictos son una causa de esa privatización. Hay que denunciar que Lakua convierte a unas empresas privadas en gestores de dinero público y al último eslabón, las trabajadoras, les llega salario mínimo y trabajo precario. El beneficio de las empresas del sector es enorme. A una empresa se le paga 25 euros por hora, y a la trabajadora, 12,16 euros brutos a la hora.