Fracaso escolar
«Fuga de cerebros»
M. I. | DONOSTIA
Antena 3 plantea sus producciones cinematográficas como una prolongación de las series de televisión, por eso ha reunido a un grupo de jóvenes interpretes que tienen tirón entre el público adolescente para hacer una película dirigida a dicha franja generacional. El objetivo es conseguir un producto de consumo rentable, mediante una operación que consiste en trasladar el modelo norteamericano de las comedias juveniles gamberras a un contexto propio. Se supone que de ahí viene la idea de que la pandilla de malos estudiantes que protagoniza «Fuga de cerebros» viaje a Oxford, para parodiar los referentes anglosajones desde la óptica de un humor casposo. La salida al extranjero es una patraña, ya que ninguna escena ha sido rodada en suelo inglés y lo que se ha hecho es ambientar la Universidad de Gijón para darle un supuesto aire british.
La pandilla de estudiantes descerebrados cuenta con cinco componentes. Todos responden a estereotipos de sobra conocidos -el gafotas enamorado o el gitano que trapichea-. La excusa para matricularse en Oxford es la de seguir a Emilio, a fin de que pueda estar cerca de la chica de sus sueños, quien va a estudiar allí. Ellos, en cambio, para lograr entrar en tan prestigioso centro tendrán que falsificar los certificados exigidos. El debutante Fernando González Molina, realizador de la serie juvenil «Upa Dance» no se atreve a llevar la provocación hasta sus últimas consecuencias y sucumbe a los convencionalismos.