El ministro francés de Inmigración, Eric Besson, viajó ayer a Calais para anunciar el cierre del centro de retención de inmigrantes de esta localidad, en el que se concentran cientos de personas que tratan de llegar a Inglaterra.

Besson se comprometió ayer ante los habitantes de esta ciudad a «aportar soluciones antes del 1 de mayo» a la presencia de los inmigrantes, que ha sido calificada de «insoportable» por los dirigentes locales.

El ministro aseguró que «los emigrantes no serán abandonados» y que «se tomarán medidas humanitarias». Según el Ministerio de Inmigración, estas «medidas humanitarias» se tomarán de manera concertada con las asociaciones que, sobre el terreno, prestan asistencia a los 800 emigrantes actualmente presentes en la región de Calais.

Calais es el principal puerto para el tráfico entre el Estado francés y Gran Bretaña.

Tras un largo periplo por toda Europa, los inmigrantes intentan subir clandestinamente a los camiones que embarcan en los ferries que se dirigen a Inglaterra, su destino final. Mayoritariamente son afganos o iraquíes, eritreos, somalíes, sudaneses, iraníes, nigerianos y kurdos.

Besson insistió en el hecho de que el Gobierno no tenía previsto crear un nuevo centro de retención de inmigrantes. «No habrá ni un nuevo ni un mini- Sangatte», declaró.

El pueblo de Sangatte, cerca de Calais, presta su nombre al centro de la Cruz Roja, que hasta su cierre en noviembre de 2002 por el Gobierno francés, acogió a miles de inmigrantes en condiciones infrahumanas. Desde el cierre de Sangatte, cientos de inmigrantes viven a la intemperie.