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Paul Nicholson Solano, Jabier Arriaga Goirizelaia (*) Presidentes de EHNE-Bizkaia

Reflexiones sobre el sector lácteo en Hego Euskal Herria e Iparlat

El resultado de esta andadura neoliberal impuesta y amparada por el poder político es el camino hacia el cierre y/o ruina del sector productor lácteo

El sector lácteo en Hego Euskal Herria está arruinado por la imposición de un modelo de producción intensivo e industrializado por parte de las administraciones autonómicas en el contexto de una Política Agraria Común (PAC) neoliberal y utilizando como instrumento fundamental para ello a la industria Iparlat, apoyada con multimillonarias sumas de dinero público, donadas sobre todo por el departamento de Agricultura del Gobierno Vasco precisamente para que cumpla ese papel.

El sector lácteo es el paradigma del modelo productivista e intensivo que impulsa la PAC para el conjunto de sectores agrícolas y ganaderos y que busca que se produzca mucho a precios bajos para beneficio de la industria transformadora y la gran distribución, que en la mayoría de los casos son corporaciones transnacionales. Se trata de conseguir materia prima barata sin importar para nada de qué parte del mundo procede. Las y los ganaderos lácteos a duras penas llegan -y no siempre lo consiguen- a cubrir con sus ingresos los costes de producción, con lo cual el trabajo realizado es auténtica mano de obra barata y explotada. Ante esta situación, que es una verdadero callejón sin salida, es general el endeudamiento, que a medio plazo significa apretarse más la soga al cuello y conduce tarde o temprano al abandono de la producción.

Asimismo, dentro del sector lácteo europeo, es en Hego Euskal Herria donde se ha dado con mayor intensidad este proceso, no sólo por la problemática propia de falta y abismal especulación en torno a la tierra agraria entre otras carencias, sino porque la Administración ha apostado por ello con ahínco a través del «modelo Iparlat».

El Departamento de Agricultura del Gobierno Vasco ha sido el mentor e impulsor directo de todo este proceso durante las dos últimas décadas. Su caballo de Troya ha sido Iparlat, con un trato favorable sin parangón en cuanto a ayudas públicas.

El departamento desmanteló el panorama de industrias lácteas descentralizadas por territorios que había a principios de los años 90 e impuso la centralización industrial en torno a Iparlat, y siempre ha utilizado como argumento el apoyo del sector productor a este proyecto monopolístico favorecido por el dinero público, aduciendo para ello que las cooperativas de ganaderos/as eran mayoría en esta industria láctea, lo cual desde hace tiempo ha dejado de ser realidad tras las sucesivas ampliaciones de capital, su transformación en multinacional a la conquista del mercado sudamericano y su asociación con otras entidades y empresas multinacionales en la Corporación Kaiku.

Sin embargo, esta multinacional vasca pseudopública ha hecho este camino pagando precios medios bajos a las y los ganaderos vascos, a menudo inferiores a los pagados por la leche traída de otras zonas, y a su vez ha aplicado primas de cantidad como incentivo para intensificar y concentrar la producción en cada vez menos explotaciones pero más grandes. Además, ha venido imponiendo descuentos al precio pagado a las y los ganaderos vascos en concepto de las ampliaciones de capital realizadas en función de su participación en Kaiku Corporación y en el contexto de su singladura multinacional antes mencionada. Y todo ello sin transparencia hacia el sector productor, a quien se ha utilizado como mera marioneta. El último episodio es la decisión de Iparlat de vender su participación accionarial en Kaiku Corporación a la multinacional suiza láctea Emmi.

El resultado de esta andadura neoliberal impuesta y amparada por el poder político es el camino hacia el cierre y/o ruina del sector productor lácteo. Por tanto, es necesario exigir responsabilidades, no sólo empresariales, sino principalmente políticas, por arruinar al sector productor y por la más que cuestionable gestión del capital público. Todos los consejeros que ha tenido el Departamento de Agricultura del Gobierno Vasco han apoyado el modelo Iparlat, entre los cuales destaca José Manuel Goikoetxea, consejero delegado de Iparlat hasta poco antes de la venta de su accionariado en Kaiku a Emmi. La relación de personas que han pasado de ser cargos en el departamento a ser cargos de esta empresa láctea es también una evidencia significativa.

A modo de autocrítica, hay que reconocer que el conjunto de EHNE no ha tenido capacidad para desmontar la gran mentira de Iparlat y propiciar un debate en el sector productor sobre su papel ante este tinglado lácteo. Cuando se ha planteado este debate ha habido interferencias que no lo han posibilitado.

Aún así, hay absoluta legitimidad para exigir responsabilidades donde las haya. La prepotencia con la que el departamento de Agricultura ha impuesto el proyecto de Iparlat determina con claridad dónde se sitúa la máxima responsabilidad. La apuesta política por el modelo Iparlat ha sido un absoluto fracaso ante el cual no debe permitirse que se tapen los ojos o miren para otro lado.

Es preciso optar de verdad por producir local para consumir local, lo cual requiere un nuevo proceso de descentralización de la industria láctea transformadora en Hego Euskal Herria.

Asimismo, en el plano productivo hay que retomar el modelo sostenible, basado en los recursos propios y la minimización de la dependencia de compras externas, y buscar valor añadido a un producto de calidad en función del consumo interno. Una medida imprescindible de política agraria para que este cambio se haga realidad es la instauración de un Observatorio de precios, que vigile los precios en el mercado y evite los márgenes abusivos de los intermediarios, la industria y la gran distribución.

Actualmente no sólo hay pocas explotaciones lácteas, sino que la edad de las personas que aún siguen en ellas es bastante avanzada. Es en este sentido un momento idóneo para plantear alternativas ilusionantes que hagan más atractivo el sector a las nuevas generaciones.

En poco tiempo va a haber nuevas propuestas y posibilidades.

(*) Firman este artículo Paul Nicholson, Jabier Arriaga «Txiplas», Jose Manuel Núñez y Unzalu Salterain, Mikel Kormenzana, presidentes de EHNE-Bizkaia en vida en toda su historia.

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