Tras madurar en estuarios o hábitats de agua dulce como los que se adentran en territorio vizcaino y guipuzcoano, migran hacia el mar caribeño de los Sargazos, donde crían -aun cuando su desove nunca ha sido observado directamente- y sus larvas navegan de entre uno a tres años antes de llegar a las costas europeas y mediterráneas para hacerse adultas y comenzar de nuevo el ciclo. Un ciclo, el de la anguila, que se está agotando, tanto que la nueva temporada de pesca en los ríos vascos incluye la novedosa prohibición de la captura de esta especie.

El pasado 17 de diciembre, el Departamento de Agricultura, Alimentación y Pesca de Lakua daba a conocer el Plan de Gestión de la Angula, en respuesta al requerimiento europeo para preservar esta especie que corre el riesgo de ser incluida entre la fauna en peligro de extinción. Desde finales de marzo último la prohibición en ríos de Bizkaia y Gipuzkoa de pescar anguilas y la limitación de las capturas de angulas es ya un hecho.

No es sólo un problema local, sino general. Sin ir más lejos, el pasado 13 de marzo, los 174 países miembros del la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, conocido como CITES, comenzaron a reglamentar el comercio internacional de dicha especie.

En el decenio de los noventa se capturaron unas 30.000 toneladas de anguilas anuales, de las que sólo en Europa unas 20.000 personas obtienen unos considerables ingresos. Pero desde entonces, esas capturas han disminuido entre 5.000 y 10.000 toneladas, a la par que los precios se han disparado, incitando a continuar con sus pesca a pesar de la reducción del número de anguilas. La mitad de esas capturas europeas se vende en el sudeste asiático.

El stock de angula, casi agotado

Sobrepesca, pérdida de hábitat, contaminación, construcción de presas, afecciones que han contribuido a esa acentuada disminución de ejemplares, tanto que la CITES estima que el stock de anguilas juveniles, las populares angulas, ha disminuido en un 95% desde 1990. Un dato pesimista que sólo se ve paliado por el hecho de que la anguila tiene un alto índice de supervivencia -una hembra puede llegar a poner hasta diez millones de huevos- y sus poblaciones silvestres podrían recuperarse si se reduce la captura de angulas, subraya la CITES.

En territorio vasco, las cuencas con más tradición angulera son las del Oria, Deba, Nerbioi-Ibaizabal, Urola y Butrino. En febrero de 2008, una treintena de anguleros vizcainos liberaron más de dos kilos de alevines aguas arriba del río Butroi, para favorecer su transición a ejemplares adultos y alertar, de paso, de la progresiva desaparición de las angulas.

En los años setenta y ochenta había anguleros que vivían todo el año de la venta de los kilos capturados; hoy es imposible. En 2007, los anguleros vizcainos recuperaron la presa de Arbina, en el Butroi. Antaño, allí, se llegaban a coger alguna noche hasta cuatro kilos. Hoy, los que se dedican a esto sólo cuentan en gramos. Como José Luis Couso, quien a sus 77 años, coincide con otros colegas en que la temporada de la angula que acabó el pasado 4 de abril «ha sido la peor que recordamos» y eso que llevan desde casi niños.

Apenas se ha cogido nada y lo peor es que calcula que «hasta dentro de diez años no se recuperará la especie, y sólo si se toman medidas», advierte.