Ciertamente a más de uno le ha pillado descolocado. Un veredicto desconcertante por la importancia del mismo. Nos estamos refiriendo a la Beca Joxe Takolo. El pasado 25 de abril, la organización de la beca dio a conocer en el propio ayuntamiento de Azpeitia quiénes iban a recibir este año la ayuda económica correspondiente a este curso.

Ni uno, ni dos, ni desierto... Cuatro poyectos han sido los protagonistas de la novena edición. Y, así, entre esos cuatro proyectos se repartirán los 4.200 euros de los que consta la beca.

La Beca Joxe Takolo se creó en el 2001 en homenaje a la figura de alpinista azpitiarra fallecido. Desde un primer momento se aplaudió la iniciativa, ya que en Euskal Herria no existe ninguna otra de esas características. Y nació con la vocación, según sus criterios, de impusar proyectos de nivel y originalidad que estén vinculados con el alpinismo.

De este modo, una Comisión Técnica toma en cuenta la calidad de la actividad a realizar; la trayectoria, continuidad y estabilidad demostrada por los alpinistas; el interés deportivo y social de la actividad...

Por todo ello, teniendo en cuenta dichos criterios, hay quienes se han quedado extrañados a la hora de escuchar el veredicto de la organización de la beca, ya que hay calidad y originalidad de niveles diferentes. Y el análisis no se hace desde el punto de vista económico, sino desde la necesidad de reconocimiento alpinístico.

Según la Comisión Técnica no ha habido originalidad (eso es muy discutible) y ha repartido la ayuda entre cuatro proyectos, simplemente porque los considera interesantes.

Hasta ahí, en unas pocas palabras, presentamos una reflexión que tiene el propósito de valorar y reconocer justamente proyectos que pueden aportar al alpinismo de Euskal Herria.

Cuatro proyectos

Las cuatro iniciativas que recibirán el apoyo económico de esta edición tienen diferentes destinos: Andes, Himalaya, Patagonia y Alpes.

Empezamos con el primer proyecto que lleva el título de «Peru-Huayhuash espedizioa». Sus componentes son Kepa Escribano, Mikel Bonilla y Aitor Abendaño. El trío tiene dos objetivos: el primero, en la cara norte del Puscanturpa (5.442). Una escalada enteramente en roca, con la intención de enderezar una línea.

El segundo reto será la cara sureste del Jirishanca (6.094 m). Tienen las miradas puestas en la ruta británica de Bullock y Powell. Allí se meterán con ganas de realizar una variante más directa.

Por su parte, el proyecto «Piolet kapitaina espedizioa Shisha Pangmara» intentará escalar en la cara suroeste la ruta británica de este ochomil; una ruta muy interesante para escalarla en estilo alpino. Sus miembros: Aitor Álvarez de Arcaya, Óscar Hierro, Jesús A. García y Gorka Sagasti.

Jon Segurola e Iñigo Andola del reto «Azkoitiarrak Fitz Royn», apostarán por dos vías de la dura y emblemática montaña patagónica: la Supercanaleta y el Espólon Casarotto.

Y por último, «Eiger Northwand aske» de Ekaitz Maiz y Gorka Karapeto. El objetivo de los dos escaladores: La vida es silbar (900 m, 7c) de Steck y Siegrist. Sería la primera repetición en libre de la línea, que por su continuidad es la ruta más difícil de toda la cara norte del Eiger.