IBILIZ IBILI Jesús M Alquézar
Erase una vez ... en el litoral del Jaizkibel Desde Higer hasta Artzuko Portua
Erase una vez, en la irrepetible ruta del litoral del monte Jaizkibel, desde Hondarribia a Pasai Donibane o viceversa y en su sector «amable», que es el que va desde Eretzingo Portua a Higer. Un viejo camino, el aintzinako bidea, que nacía en Artzuko Portua, puerto o cala conocida popularmente como El Molino; llegaba hasta el cabo de Higer, surcando el borde del mar dominando los dóciles acantilados de arenisca, las calas y radas mas caprichosas de esta costa, ofreciendo un paseo insospechado de belleza, disfrutando con el recortado perfil costero y con el inmenso océano. Este camino fue usurpado por una horrorosa pista, trazada y alejada de la franja marítimo terrestre. Lamentablemente se utiliza por los numerosos aficionados caminantes que allí llegan. En 20 años, esta situación hizo que la antigua senda se cerrara, invadida por exuberante y dura maleza, lo que hacia imposible progresar. Se había perdido un camino imprescindible, que dejaba coja la travesía de la senda litoral del monte Jaizkibel. Desde diferentes administraciones y entidades, los responsables del medio ambiente están propiciando la recuperación de caminos públicos perdidos por la falta de uso. Y en este caso el Ayuntamiento de Hondarribia, sensible a este perjuicio, ha desbrozado el relieve costero, sacando a la luz la antigua ruta, en un trabajo digno de elogio. Ahora libre, es necesario que los aficionados a la montaña y la naturaleza lo utilicen, para afianzarlo, pisarlo para que nunca más se cierre. Olvídese, pues, amigo, de la pista.
Ruta circular desde Hondarribia
Para promocionar y divulgar esta noticia, MENDIA os ofrece esta novedosa propuesta. Se inicia esta ruta, en Hondarribia, en la salida de la villa marinera, a donde se puede llegar bien por medios propios o de comunicación públicos. Esta bellísima excursión, cuyo fin primordial es recuperar la senda perdida, comienza caminando por el paseo marítimo hasta el puerto refugio (Kai-berria), y por el fuerte de San Telmo, por la estrecha carretera en ascenso el excursionista llegará, dominando antes la cala Asturiaga y el islote de Amuitz, al inconfundible faro de Higer, cercano al afamado cabo que bien merece la visita.
Tras el faro y las instalaciones de la depuradora nace la citada pista, que en un principio se sigue hasta observar de inmediato a la derecha una bien abierta y novedosa senda. Está toda balizada hoy en día con círculos rojos. En breve el Vasco de Camping la señalizará con las dos bandas blancas de la ruta de los acantilados del Jaizkibel. Seguirla es fácil. Desde aquí hasta Artzuko Portua el recorrido es un continuo y cómodo diente de sierra sin casi desnivel, justo al borde de los acantilados, permitiendo disfrutar con entrantes y salientes que permiten la formación de diferentes calas y bahías de los acantilados del cabo de Higer que jalonan el litoral.
El mendizale disfrutará con el baile de colores que forman el espectacular océano, el cielo y la tierra semisalvaje, si se escoge un día brillante y soleado. Entonces esta salida es un espectáculo fantástico, un festival mágico de naturaleza. Se detendrá el caminante ante las perfectas bahías de Esteko y Baxuko, las populares punta Txugur y Madarranas, para reconocer en la marcha a continuación la punta Kapelaundi. Remontará por el sendero para pisar solo unos metros la pista y volver a ir en busca del mar en Errota Sein (instalaciones), un escenario rocoso y natural. Tras una travesía sobre una inclinada laja que invita a la fotografía, Artzuko Portua se antoja cercana ya que se reconoce desde la proximidad.
Artzuko Portua tuvo que regenerarse ya que estuvo algunos años colonizada, hasta que el ayuntamiento actuó para evitar la masificación humana. Actualmente es una caprichosa cala, que fue puerto en tiempo de los romanos. En la cabecera, una puerta natural en un sorprendente, asombroso, espeso y bello cañaveral conduce al caminante a la busca de las ruinas del antiguo molino, Artzuko errota, junto a la erreka Argibel, que molía los granos de los caseríos cercanos. Una señalización B4-D4 indica la ruta a seguir para llegar al fuerte y basílica de Guadalupe. Es una corta y sin embargo dura subida, por una alameda entre hermosos ejemplares de diferentes especies arbóreas (pinos marítimos, robles marojos, etc). Tras el fuerte, la visita a la virgen negra de la iglesia es obligatoria. Está situada en un escenario mirador que ofrece una de las más bellas vistas de Txingudi, de la costa de Lapurdi y de Las Landas.
Enfrente nace un camino, a la derecha, cementado en un principio, conocido como el del calvario que, tras superar la ermita de Santa Bárbara, a través de un interesante y bien conservado paraje de campiña vasca, sin ningún problema llega hasta el clásico caserío-jatetxe Errrandonea.
En la siguiente curva se toma el ramal que directamente conduce al marchador a la Marina de Hondarribia. Si usted lector no conoce esta localidad, es obligatorio pasear por el citado barrio y por su parte vieja antes de montarse en el bus o coche que le transportará a su punto de origen.
También desde el Faro es posible completar otros paseos variantes, mas cortos, siempre en base esta ruta, de manera que desde Guadalupe, por ejemplo, se puede retornar a Higer por diferentes caminos señalizados por el consistorio, siendo uno de ellos el clásico del tiro al plato y la emisora.